Al despertarme por la mañana, él ya no está.
Me siento en el colchón, descubriendo que estoy vestida con una de mis batas de pijama, aunque yo no recuerdo haberme vestido anoche. Según yo, estaba semidesnuda en sus brazos al dormir.
Busco rastros del grandote por mi habitación. Ethan ya no se encuentra aquí, su ropa tampoco está donde la dejó, menos sus cosas personales.
Se ha ido, pero descubro pronto, que ha dejado en mi tocador una bolsa de Starbucks, con lo que intuyo es mi desayuno.
Me acerco, esperanzada de encontrar alguna nota, pero en su lugar, hay otra rosa dejada cuidadosamente al lado.
Apenas ayer me regaló una petunia, y ahora me da otra rosa. Además del desayuno.
Muerdo mi labio inferior, nerviosa aún con su ausencia. Una que agradezco desde lo más profundo de mi ser, porque francamente, no sé cómo hubiera reaccionado si me lo encontraba aquí al despertar.
Me trajo un sándwich y café, la verdad, tengo bastante hambre, y me doy cuenta recién cuando empiezo a comer. Está delicioso. Sobre todo el café, uno que bien podría estar envenenado, yo no tomo bebidas que me ofrecen desconocidos, pero Ethan es diferente, diría yo, que ya hasta empiezo a conocerlo.
Pero, algo se siente extraño.
¿Por qué me siento desnuda si tengo puesta una bata?
¡Mis bragas! ¿Dónde coño están?
No, no me las he quitado yo. Ha sido él, ahora estoy segura que Ethan me vistió mientras dormía y me quitó la ropa interior.
Enojada, no dudo en tomar mi celular para escribirle.
Gracias por el desayuno y la rosa.
¡Pero devuélveme mis bragas!
Son muy bonitas, no puedo dárselas.
Me responde casi al instante.
Te compraré otras, preciosa.
Ahg, maldito.
Quiero lamerle cada tatuaje, y a la vez, me dan ganas de ahogarlo.
Algo temblorosa, voy al espejo que permite ver mi cuerpo completo. Estoy muy despeinada, y no me extraña después de todo lo que lo jaló por la noche. Mis labios siguen enrojecidos visiblemente, ayer pensé que tendría alguna marca por cómo mordió mi piel, pero gracias al universo no hay nada. No me gusta que me marquen como ganado, así que es muy bueno que no lo haya hecho. Por su bien, claro está.
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El Único Eclipse (HDP #1)
RomanceLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...