Capítulo 36: Besos forzados

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César es muy bueno con las computadoras, no me sorprende que se le haya hecho fácil hackearle las cuentas a los del Temor del Sur, pero, ¿Hacer lo que hizo con sus redes sociales? Dios, incluso a mí se me hace algo ruin

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César es muy bueno con las computadoras, no me sorprende que se le haya hecho fácil hackearle las cuentas a los del Temor del Sur, pero, ¿Hacer lo que hizo con sus redes sociales? Dios, incluso a mí se me hace algo ruin.

Publicó un montón de cosas en sus perfiles, haciéndose pasar por ellos. Lo cual podría ser una broma tonta, si no hubiera cometido la gran tontería de publicar sus desnudos ahí. Ellos deben haber tenido esas fotos en sus teléfonos, y aunque sé que son de lo peor, nadie se merece ser exhibido de esa forma.

No cuadra con algo que haría C. Ni siquiera por venganza.

Y luego, está Freds, quién tiene todo el derecho de estar indignado. Solo él sabe lo que soportó al estar en el terreno de esos miserables y tener que pactar una tregua después de lo que le hicieron a uno de los nuestros.

¿Y todo para qué?

He tratado de que una ducha fría sea capaz de relajar mis músculos tensos, pero ni eso.

—Llevas ahí una hora, gatita —escucho la voz de Ethan a mi espalda, a unos pocos metros de mí—. ¿Sucede algo?

Me aseguro de mantener la toalla en su lugar. Con terror de que se deslice.

—Nada importante, grandote.

Sonríe, apoyándose en el marco de la puerta mientras me come con la mirada.

Me tiemblan las rodillas.

—Eh... —no sé cómo decirle que salga del baño, después de todo, ya me ha visto desnuda.

El problema son mis golpes, todavía ligeramente visibles, en mi espalda. No puedo mostrárselos. Dudo que parezcan hematomas propios de una caída.

Ethan se acerca, hasta que no queda más distancia entre nosotros. Soy incapaz de sostenerle la mirada, avergonzada.

—Eres una mujer preciosa —susurra, acariciándome el brazo con suavidad.

—Gracias.

Sostiene mi mentón, levantando mi mirada.

—Y me perteneces.

Me estremezco con sus palabras, nadie había sido tan posesivo conmigo como él. No me asusta. Al contrario, me siento cómoda con su cercanía.

Sin embargo, sé lo que busca.

Está duro, puedo sentirlo.

Ethan sostiene mi rostro para darme un beso.

Ethan me acerca más, tomando mi caderas para hacerme retroceder lo suficiente. Su cuerpo es cálido y sus manos son fuertes, mientras me asfixia con sus besos apasionados. Retrocedo hacia el lavabo, pero mi novio me arrincona contra el mismo y su cuerpo.

Es tan difícil decirle que no.

Estoy asustada... y excitada. También deseo estar con él.

Tal vez pueda limitarme a tumbarme a la cama de espaldas, para que no vea mis heridas. Pero conozco a Ethan, eso no funcionará.

El Único Eclipse (HDP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora