En este verano, todo ha cambiado.
No solo porque es mi último verano antes de la universidad, también por los cambios previos por lo que mi familia completa tuvo que pasar, incluyéndome.
Laura ha sido muy buena conmigo, incluso me permite ayudarle en la pequeña guardería que tiene para cuidar a los bebés de las trabajadoras sexuales durante la noche. Eso sí, no deja que me quede despierta muchas horas, dice que a mi edad es importante que duerma bien. Sobre todo ahora que voy a estudiar una carrera.
Ella es lo mejor que me ha pasado en este par de meses, es una gran mujer, pero no es mi mamá, no puedo reemplazar a Elena por mucho que lo merezca. Pienso en ella todos los días, deseando sentir algo más por la mujer que me dio la vida que rechazo y repugnancia.
De todos modos, me ha ido mucho mejor que cuando vivía con el miedo constante a que Daniel se metiera a mi cuarto por las noches, o algo peor. No creo ser la misma persona, ya nada es igual, no disfruto de los buenos ratos, ni de mis películas favoritas, tampoco del helado de chocolate que antes hacía que me derritiera de la emoción.
He llegado a la conclusión absoluta que una gran parte de mí se marchitó por todo lo que me hicieron.
—¿Cuántos cigarros te has fumado ya? —la voz de Laura me saca de mis pensamientos oscuros—. ¿No crees que es demasiado, Lu?
Exhalo el humo por la boca, sintiéndome un poco más relajada después de medio cigarro. Si bien he estado fumando mucho más de lo debido estos meses, no he encontrado otra forma de calmarme. Probablemente le esté haciendo daño a mis pulmones, pero por ahora no me importa en lo absoluto.
—Es el último de la noche —miento, porque eso mismo dije con el anterior, y el anterior—. Volveré a entrar en un segundo.
—De acuerdo. No te quedes mucho tiempo afuera, ¿Si? Puedes pescar un resfriado.
Asiento, regresando a fumar. Tuve que salir de la guardería para que el humo no acabe perjudicando a los niños. Sin embargo, no me molesta estar afuera por la noche, la luna llena está muy bonita, es una muy linda vista para apreciar, sobre todo cuando estoy a solas, con la nicotina entrando suavemente a mi sistema, como si fuera incapaz de hacerme daño.
En realidad, está matándome de la forma más tranquilizadora posible.
Una suave cortina de humo se forma delante de mi rostro, desapareciendo lentamente junto a la brisa de la noche. Siento lo que probablemente pueda ser ansiedad invadiéndome al ser testigo de la manera en que el cigarro se va a acabando tan rápido. Las últimas caladas ya no son lo mismo, se desvanece el gusto poco antes de apagarlo con la suela de mis zapatos y tirarlo a la basura.
Aunque me gusta estar aquí, la mayoría de las noches, al igual que esta, no tengo ganas de hacer nada. Solo quiero tumbarme en la cama todo el día, sin tener que salir del cuarto nunca. Mi deseo debe quedarse solo en una fantasía, porque sé que me hace bien mantener mi mente ocupada, pero eso no quita que necesite de toda mi fuerza de voluntad para seguir viviendo.
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El Único Eclipse (HDP #1)
RomansaLa vida de Lucia Fernández no ha sido fácil; desde que nació, estuvo llena de desatenciones, de personas pasajeras entrando y saliendo de su entorno cercano, y de un Daniel Beckett que no se ha detenido con sus constantes insinuaciones y abusos haci...