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— ¿Que somos? — argumento no muy convencido, habían pasado meses desde que se daban cariño como si fueran novios, pero nunca pusieron un título a su relación y eso le frustraba porque enserio la quería bastante.
— Amigos, que más podríamos ser — dijo sin rodeos. Pudo ver en sus ojos que no tenía ni la mínima culpa de decir amigos.
— Entonces, demos por terminada está amistad, no lo crees — le dolió, dolió decir todo eso y ver qué no tuvo efecto en ella.
Que gran estúpido.
— Minho, no lo tomes así, todavía no estoy lista para ser algo más que amigos y estoy confundida.
— Te he esperado demasiado — se levantó de la mesa, la miró a los ojos y estos no mostraban ninguna emoción — quiero que seas mi novia, llevamos meses intentando tener algo serio pero siempre que te lo pregunto me dices que no estás listas, entonces, no me des falsas ilusiones, no juegues conmigo de esta manera, o tenemos algo serio o es mejor dejar todo esto aquí y hacer como que no a pasado nada.
La chica titubeó, ¿Lo quería? Claro que no, ella ya tenía novio y no podía dejarlo para estar con Minho, sin duda estaba jugando con alguien tan guapo como lo es él.
Tomo sus cosas y se dispuso a salir del café, pero ante de eso regreso a la mesa y decirle:
— Espero que tú novio te haga feliz, no sé cómo pude enamorarme de alguien así, que no tomara enserio mis sentimientos y que solo me viera como uno más de su lista.
Salió del café con algunas lágrimas en los ojos, Minho aparentaba ser un chico demásiado frío pero tenía los mejores sentimientos que podía mostrar a una chica, solo dos chicas se han llevado la impresión de un Minho cariñoso y una de ellas siempre aprecio eso, a pesar de que Minho ya no la considere su amiga.
Tan metido en sus pensamientos que no se fijó por donde iba y termino chocando con una chica de cabellera café castaña, era su mejor amiga.
— Perdón, yo....
— Tranquilo, Minho estaba igual
Hizo una reverencia y apresuro su paso, era incómodo volver a verlo después de una tiempo, su amistad no había terminado en buenos términos y cada vez que se veían él se encargaba de molestarla, y eso hacia que ella cada noche llorara por el, porque había perdido a su mejor amigo y también había cambiado demasiado.
Y todo era por aquella chica que jugó con los sentimientos de Lee.
— Espera — tomo su brazo — ¿Puedes escucharme?, necesito de alguien que me escuche
Asintió. La siguió sin decir nada, sabía que ella lo estaba llevando a un lugar especial para los dos. Era la única persona en la cual confiaba.
Una vez que se sentaron, él comenzó con su relato. Cada que contaba una lágrima salía y eso le dolía, le advirtió muchas veces de ella.
Una persona enamorada nunca hace caso porque cree que aquel chico o chica es lo único que necesita y solo piensa en ella que no creen todo lo que le dicen de esa persona y terminan perdiendo a sus verdaderas amistades.
— Minho, no llores — abrazo al nombrado y este rompió en llanto en el momento. Estaba muy dolido.
— Dime qué no me dejaras, que no te irás de mi lado, no ahora.
Eso cayó como balde agua fría, pues la chica venía retirando algunos papeles en el instituto, pues, sería transferida a otro instituto en Jeonju una pueblito a las afueras de Seul. Sus padres querían pasas tiempo con ella y su madre había enfermado, siendo así, una desicion no tan dura de tomar.
Ya no hablaba con Minho y eso sería más facil para ella porque no tendría que despedirse.
La suerte no estaba de su lado y ahora pasa esto, Minho diciéndole que no lo abandoné.
— Minho, yo....
— No me dejes — suplico.
Volvió a unir el abrazo hasta que el chico termine de llorar, ahora debía pensar que haría, ir a Jeonju para estar con sus padres o quedarse y ayudar a Minho.
¡Diablos, todo esto es muy difícil de asimilar!
Se despidió del chico e inmediatamente llamado a sus padres.
— ¿Puedo ir después de terminar este semestre? — pregunto al otro lado de la línea del teléfono.
— claro hija, pero porque .. tan derrepente
— No puedo salir a mitad del semestre, debo acabarlo eso es lo que me dijeron
— Está bien hija, cuando acabes puedes mudarte
Se despidió de su madre y desempaco sus cosas.
Vio el cuadro color blanco que se encontraba encima de su mesa, una foto de Minho y ella de hace dos meses atrás, la tomo en sus manos y una lágrima estallo en el cristal de la foto.
