- Creer - L.M.H

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Tomé aire y gire el picaporte de la puerta que era la entrada a la habitación de Minho.

Otra vez la misma pesadilla, mis piernas flaquearon y caí de rodillas al suelo con las lágrimas brotando de mis ojos. No pude llegar a su cama, sentía que me faltaba el aire y no podía emitir ninguna palabra.

Sentí unos brazos alzarme. Me acostó en la cama y me tendió un vaso de agua.

— Respira — hice lo que me pidió, comencé a hacerlo de manera lenta para regular mi respiración.

Lloré en su pecho, lo abrace tan fuerte porque tenía miedo que me dejara, que me desechará como un objeto.

Suplique, muchas veces lo hice y a pesar de que el no es igual al resto no podía evitar sentir miedo.

— Tengo miedo — anuncie.

La doctora que me revisaba trataba de ayudarme pero cada vez que lo recordaba no podía evitar llorar.

La sociedad me miraba mal, miraba mal a Minho porque ante todos yo soy la ofrecida que tuvo sexo con aquel hombre que tenía muchas influencias en todo el país.

Lamento mucho el día que lo conocí.

La policía hizo justicia por primera vez y lo metió a la cárcel. Después de eso la gente me miraba mal, el era un pan de Dios alguien intachable, no había cometido ningún pecado.

Ya no era bienvenida en mi casa, mis padres vivían a la antigua, yo ya no era virgen por culpa de ese tipo. Y por ende debía salir de casa porque ya no era pura y era una vergüenza para mí familia.

Minho era mi único amigo, también el único que no me juzgo.

El me dió un techo donde dormir, básicamente El ha hecho todo lo que mis padres me privaron después de lo sucedido. 

No podía olvidar ese día que llegue llorando a casa, mis padres ese día no quieren saber nada de mi.

Tenía miedo, porque en vez de pensar en mi felicidad pensé en la suya. La sociedad se enteró de lo que su gran jefe hizo y de todas formas le creyeron a él y a mi me dejaron como la chica que lo busco para corromperlo.

Todo era mentira.

— Ya no puedo seguir con esto — dije frustrada después de entrar a casa, todas las miradas habían estado sobre nosotros.

Me había molestado, porque no pueden seguir con sus vidas, porque no dejan de juzgarme.

Me senté en el sofá sintiendo los brazos de Minho rodearme, esto debía acabar aquí.

— Tranquila, todo estará bien — negué.

— Minho nada está bien, no puedo más. — me dolía decirlo pero ya no puedo aguantar las burlas que todos me hacen.

El es un Idol muy popular, no puede estar con alguien que la sociedad solo desprecia. Lo hago por el.

— Debemos terminar.

— No.

— Minho, nadie me acepta después de lo que pasó, no quiero que tu carrera se vaya al carajo.

— No me importa, ¿No ves lo mucho que me importas? Me vale lo que digo la gente de ti, solo tu, yo y el desgraciado eso saben la realidad. Y aún así no te dejare, todavía te afectan esos días, todavía recuerdas todo lo que ese maldito te hizo, no me importa si te aceptan o no, lo que importa es lo que yo siento.

— ¿Y que sientes?

— Que te amo y nunca te dejare sola.

Beso mis labios formando un beso tierno y sencillo.

Mis lágrimas se mezclaron en el beso, no podía creer que él haya aparecido en mi vida.

Lo necesito a él, la única persona que no me ha dejado sola hasta ahora.

— Te amo.

𝑺𝒕𝒓𝒂𝒚 𝑲𝒊𝒅𝒔; ⓈⒽⓄⓉ'Ⓢ 𑁍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora