ᒪOᐯᗴ ᗰᗴ ᗩᘜᗩIᑎ

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Su sonrisa no era la misma desde que vio como el amor de su vida se casaba con alguien más, no tuvo el corazón para decir una sola palabra que tal vez podía funcionar para que la chica estuviera con él, pero no todo es color de rosa.

Salió como todos los días a trabajar como instructor de baile en una academia, y no salía de allí a menos que estuviera completamente cansado pero aún así volvía al siguiente día.

Llevaba un gorra puesta con un calentador negro y solo una camisa blanca, entro a la sala de práctica y puso una de sus canciones aleatorio para ponerse a bailar y sacar sus sentimientos por medio del mismo.

— Lee Yongbok — escucho la voz de su amiga y se levantó de suelo con una botella de agua en su mano, dejo un beso en su mejilla en forma de saludo y volvió a sentarse en el suelo.

Soltó un suspiro de cansancio y unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos recordando los buenos momentos que pasaba con la chica de cabello castaño.  Su amigo se acercó y lo abrazo y este se dejó caer en sus brazos soltando algunos sollozos acompañados de palabras sin sentido.

Se levantó de la sala y en compañía de su meji amiga salió en busca de helado para poder calmar al más alto.

La rubia recibió una llamada de sus padres dejando solo al Australiano en aquel parque.

Genial, estoy solo penso una vez que se sentó la banqueta del parque, veía como las parejas estaba tomadas de la mano y se daban cariños entre los dos, no pudo evitar recordar a su amor pasado.

Fue un tonto cuando era más joven, engañar a su novia, beber hasta perder la conciencia, salir a bares como si no tuviera casa o una novia quien lo esperaba siempre con una preocupación inmensa, sus acciones lo hicieron perderla y apartarla de su lado.  Y como olvidar la noche que fueron uno en la fiesta de compromiso, ese fue un día que no olvidará. Más le rompió el corazón recordar que al siguiente día de esa gran noche ella no estaba a su lado sino una tarjeta que la invitaba a su boda, fue por ella, pero no tuvo el valor de pedirle que escapara con él.

Luego de dos años perdieron contacto, a pesar de que ella siempre le mandaba un mensaje de buenos días, el lo ignoraba porque no quería que el pasado el doliera más.

Trato de olvidarla pero fue inútil.

— No esperaba encontrarte aquí, Lee — sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar la voz de su amada, alzó la mirada para verificar que ella fuera real, vestía unos jeans negros rasgados, comuna camisa blanca y un abrigo que le llegaba más abajo de sus rodillas, su cabello tenía algunas ondas en la apuntas y su cabello era negro ahora.

Se levantó y le dió una sonrisa sincera para después abrazarla y llorar en el hueco de su cuello.  Correspondió al abrazo de pecoso mientras decía que todo estaría bien, parecía un niño llorando por haberse caído minutos antes, y eso lo hacía ver tierno.

— ¿Cómo has estado? — Negó con la cabeza y mordió su labio inferior,  para responderle pero lo único que salió de su boca fue un "estoy bien" para no preocuparla.

El silencio insumo entre los dos, la chica soltó un suspiro y lo miro a los ojos.

— Me divorcie, Felix. No amaba a Soobin y no quería hacerme la idea de que algún día lo llegué a querer como te quiero a ti.

Escuchar eso fue un alivio para ella mayor, sonrió de oreja a oreja y la abrazo.

— Perdóname por hacerte tanto daño en el pasado — estaba muy arrepentido por eso, si pudiera regresar el tiempo arreglaría todo lo que daño y podrían estar juntos hasta ahora.

— Eso es pasado, si te he perdonado y me he separado de Soobin quiere decir que te quiero a mi lado, quiero tú me hagas feliz, quiero ser yo la que te vea todas las mañanas despertar, quiero ser yo la que amanezca en la misma cama que tú, quiero ser yo la que te ame de nuevo, por favor vuelve a amarme,  Felix.

Algunas lágrimas salian de parte de los dos, estaba claro, ella no tenía compromiso alguno con la familia Choi y si caminaba sola con una maleta en la mano solo significaba dos cosas, o viene de estudiar, o sus paadres la corrieron de la casa por no respetar su orden.

Pero de algo si estaba seguros, quería hacerla feliz y la volvería a enamorar como fue en el pasado, dos jóvenes amándose hasta que la muerte los separe.

— Es hora — anuncio la hermana de la chica, los nervios la pelinegra no se hiceron esperar, tomé el brazo de su hermana y salieron directo a la iglesia donde pronto uniría su vida con la persona que siempre amo.

El rubio vestía un traje negro, su cabello bien arreglado y sus ojos con ese típico brillo de enamorado, él también estaba nervioso.

Los padres de la pelinegra no asistieron porque no querían ver cómo su hija se casaba con alguien más sin ellos consentirlo, pero no sé opondrian, era mayor de edad y sabía con quién casarse, ellos no eran quienes para impedir su felicidad.

El sacerdote sonrió y dió inicio a la ceremonia, la pareja se miraba con una sonrisa y ese brillo que tanto les encantaba del otro.

Pusieron sus anillos en el dedo del otro y sonrieron para por fin prometerse amor eterno.

— Lee Yongbok, aceptas a Min Luna como tú esposa para amarla, cuidarla y protegerla por el resto de sus vidas hasta que la muerte los separe.

Sonrió y asintió con la cabeza.

— Acepto — el sacerdote sonrió y está vez miró a Min.

— Min Luna, aceptas a Lee Yongbok como tú esposo para amarlo, cuidarlo y protegerlo por el resto de sus vidas hasta que la muerte los separe.

Algunas lágrimas salieron de los ojos de la pelinegra y asíntio con la cabeza.

— Si, acepto — el sacerdote los miro con ternura y sonrió.

— Entonces los declaro marido y mujer. Señor Lee puede besar a la novia.

El chico tomo las mejillas de su ahora esposa y dejo un beso en los labios de la menor.

Todos sus conocidos felicitaron a la pareja y se dirigieron al local donde celebrarían la boda.

Al paso de algunas horas los recién casado salieron al patio del local y se miraron a los ojos, mirando las estrellas se dijeron algunas cosas más para poder cerrar por completo la celebración. Elogiandose el uno con el otro.

— Eres lo más hermoso que tengo, y agradezco a la vida por darme otra oportunidad para demostrarte lo mucho que te amo.

La chica sonrió y beso la mejilla de su esposo.

— Y yo agradezco a la vida por permitirme amarte de nuevo, y está vez quiero que sea tela y sincero, sin mentiras y errores de por medio.

Se miraron a los ojos y poco a poco se fueron acercando hasta quedar a centímetros el uno con el otro, sus labios se unieron en un beso cálido y sin segundas intenciones, el rodeo el cuerpo de su esposa con sus brazos y ella hizo lo mismo, rodeo sus brazos alrededor del cuello de su esposo acercándose más y profundizando el beso, sin duda la vida les había dado otra oportunidad para ser felices y está vez, con las personas que en verdad aman





















𝑺𝒕𝒓𝒂𝒚 𝑲𝒊𝒅𝒔; ⓈⒽⓄⓉ'Ⓢ 𑁍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora