Capítulo 27

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Capítulo 27:
❝Que habla de como una patética villana solía ser una patética niña sin esperanzas❞

   Kana siempre fue una niña patética.
   Débil.
   De pequeña la pasaba abrazada a su madre, quien le peinaba su largo cabello marrón y le contaba cuentos de mundos lejanos y fantasiosos.
   Su padre la quería pero no pasaba mucho en casa, su madre le decía que era por el trabajo, pero cada vez que llegaba le llevaba regalos, le acariciaba el cabello y se acostaba a su lado hasta que se durmiera.
   Las cosas estaban bien.
   A sus cuatro años no manifestó ningún quirk. Ninguna deformidad, ninguna habilidad sobrehumana. No cambió de apariencias luego de ver a su ídolo en la televisión, no robó accidentalmente el quirk de ningún compañero en clases.
   Sus padres se convencieron que Kana no tendría quirk alguno, y no les molestaba. Se querían, tenían una familia porque se amaban, y amaban a Kana aun sin un quirk.
   Hasta que una noche, con seis años, luego de aprender a leer y haberse terminado una revista de héroes, empezó a levitar.
   Y el día siguiente aprendió a controlar la tierra.
   Y el día siguiente se agigantó.
   Y el día siguiente le prendió fuego a la cama.
   La conclusión fue rápida y sencilla: Kana era una copia-quirk.
   Su padre le ayudó a copiar varios quirks para confirmarlo.
   Y desde que lo supieron, las cosas fueron en picada.
   Llegaba de clases y en lugar de irse a su habitación para sentarse con su madre a leer cuentos, su padre se la llevaba al patio para entrenarla.
   Shigaraki Chikara dejó de faltar a casa, pero también dejó de darle muestras de cariño.
   El último halago que Kana recuerda haber oído es "estás cerca de alcanzar todo tu potencial".
   Los entrenamientos se volvieron más y más pesados.
   El lamentable cuerpo de Kana se desgarraba toda la tarde para luego ser obligada a regenerarse en la noche y fortalecer sus músculos.
   El entrenamiento era intenso, y cada vez aumentaba de dificultad, hasta el punto en que sus horas de sueño empezaron a ser cortadas.
   A los nueve años Kana solo podía dormir dos horas.
   A los diez solo una hora.
   Y si no era suficiente verse obligada a ser físicamente fuerte, su padre también la obligaba a llevar excelentes notas.
   "Chikara, esto es demasiado" reclamó Naoko, su madre. "¡Es una niña!"
   "¿Una niña? ¡No! ¡Es un tesoro! El contenedor que tanto he esperado encontrar por fin está delante mío: ¡y es mi propia hija!"
   Un contenedor.
   Eso era Kana para su padre.
   Un simple contenedor.
   A los once años su madre se fue de casa, pues su padre se había vuelto agresivo hacia ella, golpeándola cada vez que se atrevía a cuestionar sus métodos de enseñanza e incluso amenazándola con robar su quirk y volverla un muñeco viviente.
   A los doce años Kana era una niña prodigio artificial. Kana no había nacido fuerte, Kana no había nacido inteligente, su padre la obligó a serlo.
   A los doce años Kana fue certificada para ingresar a la Academia U.A.
   Ella no quería hacerlo. Ella no quería ser una villana, tampoco una héroe, su único objetivo era descansar un poco y tener amigos como cualquier niña normal.
   Pero en su lugar se había vuelto la muñeca de su padre, un títere...
   A los doce años Kana sobrepasaba las expectativas de todo el mundo. Era físicamente fuerte, era rápida, era inteligente. Podía cargar en su patético cuerpo hasta 400 kilos, podía correr 100 metros en diez segundos, podía analizar a su oponente y el espacio donde se encontraba en un instante.
   Pero para Chikara nada era suficiente.
   Necesitaba poder.
   Que su hija fuera poderosa.
   "Solo eres patética" le decía, viéndola desde arriba mientras ella jadeaba y sudaba, intentando mantenerse de pie luego de recibir una paliza por su propio padre.
   Patética.
   A sus quince años Kana se graduó de la Academia U.A como la heroína más joven y con mejores notas en toda la historia.
   Pero aún era patética.
   "Si no le darás un buen uso a este quirk entonces no lo mereces."
   Su padre le sujetó el rostro luego de haberla derrotado.
   Y robó su quirk.
   O al menos lo intentó.
   Pero entonces ella floreció.
   Su quirk floreció, emergió de su capullo como una hermosa mariposa de inmensas alas con miles de colores y diseños estrambóticos para alejar a cualquier depredador.
   Le sujetó la mano y lo mordió.
   Un quirk que no podía ser robado.
   Porque no era un solo quirk.
   Era el quirk de mutar en otros quirks.
   Un montón de singularidades se acumularon en su singularidad, impidiendo a la original ser robada. Su cuerpo se deformó terriblemente, creando un monstruo de proporciones grotescas, con un rostro amorfo de grandes colmillos y ojos saltones.
   La niña prodigio artificial se había vuelto un humano artificial.
   Y por fin derrotó a su padre.
   Cuando ella retomó su consciencia sangró por la boca, ojos, nariz y orejas.
   El doctor de la familia explicó que la presión en su cuerpo la había debilitado terriblemente.
   Kana estaba asustada.
   Pero Chikara estaba feliz.
   Por fin sentía que su hija era digna de pararse a su lado.
   Y porque la veía como alguien digna, le permitió permanecer a su lado el día que adoptó a Shimura Tenko.
   El chiquillo lucía horrorizado mientras descubría el don que se le había regalado.
   El don que él no había pedido.
   El don con el que iba a ser maldecido desde ese día.
   Kana lo vió con pena, lucía asustado.
   Terriblemente asustado.
   Sus ojos bien abiertos, con mirada catatónica, su cuerpo tembloroso y sus manos llenas de sangre.
   Pensó que ese niño no merecía ese final.
   Nadie lo merecía.
   Kana no quería ser una héroe, los héroes le parecían patéticos.
   Pero en ese instante deseó serlo.
   Porque deseó salvarlo.
   Deseó haber estado cerca de él antes que su padre, para poder abrazarlo y apartarlo de todo esa mierda.
   "Yo cuidaré de él" le dijo a su padre, viéndolo directo al rostro.
   "¿Perdona?"
   "Yo cuidaré de Tenko" repitió, firmemente, sin dudar en ningún momento de sus palabras. "Me volveré tu envase, me volveré el contenedor que buscas para almacenar todo el poder que anhelas, pero no te dejaré hacerle daño a Tenko."
   "Estás diciendo cosas divertidas."
   "Si lo lastimas como me lastimaste a mí, o como lastimaste a mamá, te mataré. Sin dudarlo, te mataré. Te estoy dando la oportunidad de usarme como gustes: no escaparé de ti, no me iré a ningún lado lejos de ti. Pero debes dejar que cuide de Tenko."
   Chikara guardó silencio.
Lo hacía feliz ver a su hija ser tan aterradora.
   "De acuerdo."
   Kana no era una héroe.
   Los héroes daban su vida para salvar a las personas a su alrededor. Le quitaban valor a su existencia para arriesgarse por personas que ni siquiera conocían.
   Ella no era así.
   Pero en ese momento se dijo que su vida no valía tanto.
   Porque ella nació patética, nació desgraciada, nació para ser una tragedia.
   Tenko solo había tenido mala suerte.
   Kana no era una héroe.
   Pero quería salvar a Tenko. 

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora