Capítulo 34

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Capítulo 34:
❝El regreso de la reina... y la llegada de una nueva princesa❞

   —Trajiste a la niña —masculle Tomura, rascando su cuello mientras enfrenta su mirada con la de Eri, quien se esconde detrás de las piernas de Kana—. ¿Por qué?
   —A partir de ahora ella también es parte de la Liga —sentencia, acariciándole el cabello y sonriendo ampliamente—. He decidido adoptarla como mi hija.
   —¿Como tu hija? —repite incrédulo— Kana, tienes 27.
   —Sí, a mí me parece una buena edad para ser madre.
   —¡Ni siquiera tienes novio!
   —Está bien, me sacrificaré —interrumpe Mr. Compress, colocando una mano en su pecho. Se saca la máscara y se acurruca delante de la niña. Toma su sombrero y saca una flor, la cual le da—. Puedes llamarme papá a partir de ahora, dulzura.
   Eri toma la flor, pero se abraza fuertemente a Kana.
   —Yo también puedo tomar el lugar —se ofrece Dabi, pasando una mano por su cabello.
   —Olvídenlo —ríe Kana, y carga a Eri entre sus brazos—. Papá tampoco tenía esposa cuando te adoptó a ti, Tomura, si él pudo yo también puedo... Es más, soy yo quien ha cuidado de ti todo este tiempo desde que tenía 15, también puedo cuidar de una niña tan dulce y tranquila como Eri ahora que tengo 27.
   —Yo también era dulce y tranquilo —masculle, y se rasca con más fuerza.
   —Seguiré cuidando de ti, niño problemas —le asegura, despeinándolo—. Pero ahora tendrás una sobrina. Así que Eri, este tu tío Tomura. Tomura, esta es tu sobrina Eri.
   —Encantada —murmura la chiquilla, extendiendo la mano con la que no sujeta la flor.
   —Un gusto, supongo —suspira el líder de la Liga, estrechando su mano con cuidado de no tocarla con su dedo meñique.
   —Su cabello es como el mío —señala de inmediato—, ¡todos pensarán que somos familias! Es genial, ¿no?
   —Si tú lo dices.
   —Ven, te prepararé algo de comer —anuncia, y la coloca detrás de sus hombros—. Debes estar cansada por todo el poder que usaste. Ustedes también deben estar cansados, muchachos. ¡Todos han hecho un buen trabajo! ¿Qué les parece si les preparo pancakes?
   —¿Puedes ser mi madre también, Kana? —pide Toga, siguiendo a la villana hasta el comedor.
   —¡Claro! —acepta, y le acaricia el cabello— Pero quizás tú ya seas un poco mayor para eso... ¿qué te parece si soy tu hermana mayor?
   —¡Suena bien!
   —¡Yo también! ¡Yo también! ¡Adóptame también! —exclama Twice, dando saltitos— ¡También quiero ser tu hermano menor!
   —Tú eres mayor que yo, Jin —recuerda, sonriendo de lado. Se adentra en lo que usan como cocina y se coloca su delantal con tal de no ensuciar su ropa.
   —Oh, mierda.
   —Hey, lenguaje —regaña—. Mientras Eri esté cerca no quiero oír a ninguno de ustedes decir una sola maldición ni mala palabra. No podemos ser una mala influencia para ella. Y tú, Eri, no repitas nada de lo que ellos dicen. Tú eres una niña buena, ¿de acuerdo?
   —De acuerdo.
   —Genial —mezcla la harina con la leche y los huevos, le agrega vainilla y canela—. Mañana iremos a comprarte ropa y a cortarte el cabello, ¿sí?
   —Yo también necesito ropa —murmura Tomura.
   —Entonces iremos los tres... ¡podemos ir todos si eso gustan! —ofrece, dulce y cálida como es típico en ella— Conozco un lugar donde venden ropa muy barata y muy linda, es de segunda mano y alguna es usada, ¡pero la calidad es magnífica! Ahí compro toda mi ropa. ¿Vendrás con nosotros, Kurogiri?
   —Tengo... una tarea que completar, señorita Shigaraki —se excusa la sombra—. Pero, por favor, no se detengan por mí y pasen un buen rato. Lo merecen luego de todo el trabajo por el que han pasado.
   —Sí, tienes razón —suspira.
   En la sartén caliente y con aceite echa una parte de la mezcla. Uno a uno los pancakes empiezan a salir. Cuando tiene una pila considerable la coloca al centro de la mesa y sienta a Eri al lado de Tomura. Ella toma varios platos que coloca uno delante de cada miembro, saca el jarabe de maple de la alacena y también la coloca delante de sus aliados. Antes que cualquiera lo tome, lo recupera y sirve a Eri, luego vuelve a dejarlo al centro para que se peleen por ello.
   —¿Te gustan? —le pregunta a la niña, acariciándole el cabello. Ella asiente— Me alegra. Los hice con mucho cariño para ti.
   —¿Y para nosotros? —interrumpe Toga, señalándose.
   —¡Para ustedes también! Para todos ustedes también.
   Dabi entrecierra los ojos, de pronto molesto por la actitud cálida de su aliada... de su superior. Siente que no encaja con toda la atmósfera, pero igualmente sabe que no miente porque siempre la mira actuando de la misma forma. Nunca ha visto a Kana de mal humor, la ha visto cansada o disgustada, ¿pero enojada? Aun el día que los yakuzas irrumpieron la guarida y destrozaron todo, Toga le dijo que Kana solo se vio horrorizada por la muerte de Magne y luego dolida.
   Pero nunca enojada.
   Aún en ese momento, luego de pasar con los asesinos de Magne durante una semana entera, regresaba a la guarida con una niña a la que llamaba su hija y más sonriente que nunca.
   —Hey, ¿te encuentras bien? —le llama la mujer Shigaraki luego de la cena, sujetándole el hombro y sonriéndole ampliamente—. Estuviste muy callado durante la cena, ¿te lastimaste con tu quirk? ¿Te sientes enfermo? —le colocó el dorso de la mano en la frente.
   Sus manos eran heladas.
   Su mirada intensa fue remplazada por una cansada, su corto cabello marrón cobrizo por corto cabello blanco, su cuerpo alto y fornido por una mujer baja y delicada.
   —Deberías descansar un poco.
   Un malestar lo invade, lo golpea con fuerza y le causa ganas de vomitar. Le aparta la mano que mantiene contacto con él y se aleja. Kana lo ve, reflejando verdadera aflicción hacia él.
   Esto solo lo molesta más.
   Se levanta de su asiento y se retira sin decir nada, pero dejando en claro que está molesto.
   Ella suspira con fuerza.
   —¿Está bien? —susurra Eri.
   —Sí, no te preocupes, linda —la tranquiliza Kana, y la toma entre brazos—. Son cosas de adultos enfermos.

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora