Capítulo 48

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Capítulo 48:
❝Que trata de Kana recordando una mujer copia apariencia❞

   —¿Dónde está tu mamá, mamá? —inquiere Eri de manera imprudente, sujetando entre sus manos la leche caliente con chocolate que su tío Tomura le ha preparado con tanto esmero.
   El joven Shigaraki se encontró asombrado por la dificultad que una tarea como esa presentaba, Kana lo hacía ver sumamente fácil pero a él la leche casi se le rebalsa, no encontraba el chocolate, cuando lo encontró no sabía cuánto en una cuchara era una cucharada, y por si fuera poco aún tenía que mezclar por largo rato para que todo se integrara de manera adecuada. Cuando vio el proceso de la preparación de su malteada prefirió servirse otra leche con chocolate...
   —No la veo hace mucho —responde Kana, retomando la conversación mientras limpia el puerquero que dejó su hermano con sus buenas intenciones—. Tuvo que alejarse de mí cuando yo estaba pequeña, y no he vuelto a verla desde que tenía diez años.
   —Ah, eso es mucho tiempo. ¿No la extrañas?
   Guarda silencio y detiene el movimiento de su brazo unos momentos.
   No había pensado en eso hacía rato.
   —No... creo que no.
   —¿No la querías?
   —Sí, la amaba mucho, y ella me amaba también. Pero a veces la gente tiene que separarse, Eri. Al principio duele, pero... luego te das cuenta que es todo por un bien mayor. Aún amo a mi mamá, pero... no la extrañaba, no realmente.
   —Ya veo.
   Luego de cenar y poner a Eri a dormir, Kana permanecía sentada en el sofá, sosteniéndose el rostro con una mano, con la mirada perdida y una pierna sacudiéndose de arriba a abajo como tic nervioso.
   —¿Puedes parar? —pide Tomura, luego de perder la partida gracias a los pequeños, casi insignificantes, pero insesantes saltos que da su lamentable cuerpo cada vez que el enorme y fuerte muslo de su hermana golpea los resortes del sofá.
   —¿Ah? —murmura, y entonces ve a su hermano dar saltitos y luego su pierna ir de arriba a abajo— Ah. Sí. Perdón —y se levanta para cambiarse de sofá y permitir su pierna seguir rebotando.
   —¿Qué te pasa? Luces mal.
   —Estaba pensando en mi madre —admite, frunciendo los labios—. Me doy cuenta que hace años no pensaba en ella, ni siquiera la recordaba. Pero... ahora me siento terriblemente vacía.
   —¿La querías?
   —Claro. La amaba. La amo. Es mi madre. Creo que iré a verla.
   —¿Sabes dónde está?
   —La internaron en un hospital mental luego que intentó atentar contra su vida y la de otras personas en un centro comercial. La condenaron a confinamiento de por vida y tratamiento. No volví a verla desde que la internaron, papá no me dejaba ir con ella. Supongo que con el tiempo la olvidé, bloqueé su recuerdo.
   —¿Aún la recuerdas?
   —Sí. Tiene mi rostro, y mis ojos, su cabello es más claro. Y tiene una marca de nacimiento como cicatriz en la mitad del rostro.
   —Creo que puedo imaginarla.
   —Iré a verla.
   —Estás loca. Es muy tarde ya.
   —Hoy no, idiota. Iré mañana en la mañana. Ahora es muy noche.
   —No me refiero a eso, Kana. Lo sabes. Si tú te olvidaste de tu madre ella también debió olvidarse de ti.
   Frunce los labios y entrelaza sus dedos.
   —Creo que solo es tarde cuando uno muere —sentencia, y echa su espalda al respaldo de su asiento—. Voy a intentarlo, nada pierdo. ¿Quieres venir conmigo?
   —Ni siquiera la conozco. Y ella no me conoce a mí. No me interesa.
   —Como quieras, niño problemas —se levanta de su asiento y le despeina el cabello cuando pasa a su lado—. Me iré a dormir, pasa buenas noches.
   —Buenas noches.
   La mañana siguiente Kana se levantó muy temprano, más temprano que nunca. Se duchó, se secó el cabello, se peinó y se vistió. Preparó el desayuno para todo su equipo, preparó café, una malteada y una leche con fresa. Dejó la ropa de Eri preparada, ordenada sobre la silla de la chiquilla, y le dejó una nota que decía "para Twice", esperando que se la entregara. Le besó la frente, y luego fue a besar la frente de Tomura. Él se despertó al sentir el contacto de sus labios contra su piel.
   —¿Qué pasa, Kana?
   —Voy a salir —avisa, hablando bajito, acariciándole el cabello para que volviera a dormir.
   —Te dije que era mala idea —gruñe, y se cubre el rostro con la almohada. La aparta unos segundos—. Que te vaya bien.
   —Gracias.
   Sale de su cuarto y va con Kyoden. Él está despierto ya, sentado al borde de la cama.
   —Saldré un rato —le avisa, bajito para no molestar a los otros dos—. ¿Necesitas algo? —él niega— Genial. Cuida a Eri y Tomura por mí, no dejes que se hagan daño ni comentan ningún acto irresponsable, por favor. Limpia si ensucian algo, y lava los los platos cuando terminen de comer, ¿entendido? —él asiente— Gracias.
   Regresa a la sala. Limpia un poco antes de irse. Barre, sacude los sillones, limpia la mesa de centro y lava las sartenes que ha usado para cocinar. Había despertado a las 6:00, pero entre tarea y tarea se le habían hecho las 9:00.
   Suspira. Tiene que irse.
   Deja todo en su lugar y se acerca a la puerta. La abre. Detrás se encuentra a Ryōsoku e Ino a punto de tocar.
   —Buenos días —saluda Ino, apartándose el cabello del rostro—. ¿Venimos en mal momento?
   —No... no, pero... iba a salir ahora. Lo siento, no puedo quedarme con ustedes. Tomura despertará en cualquier momento, pueden esperarlo si eso quieren.
   —Eso haremos —accede Ryō.
   Se hace un lado para dejarlas pasar. Como se dijo antes, son gigantescas. Ino solo debe agacharse para entrar por la puerta, Ryōsoku debe agacharse y pasar de lado parte por parte. Primero un brazo, la cabeza, una pierna, el otro brazo, y finalmente la otra pierna, sus pechos chocan con el marco de la entrada.
   Ambas se sientan en el sofá de tres piezas, usando todo el espacio.
   Está dispuesta a retirarse cuando otra presencia la interrumpe. Delante suyo aterriza un rubio con alas de halcón.
   —Hey, quería hablar contigo.
   —Lo siento mucho, no puedo hablar ahora, voy de salida a una reunión importante. Puedes pasar y esperar por Tomura, él hablará contigo.
   —Bien, suena bien.
   Entra a la guarida y se encuentra con las dos enormes e intimidantes mujeres de la vez pasada. Hablan bajito entre ellas, pero se detienen cuando le miran. Ryōsoku entrecierra sus ojos y muestra sus colmillos, Ino se aparta el cabello del rostro y le guiña un ojo mientras sonríe.
   —¿Sabes qué? —habla Kana, sujetándole el brazo y tirando de él para sacarlo— Quizás deberías llegar otro día.
   —Pero es urgente...
   —Esas dos van a matarte —susurra, cerrando la puerta.
   —Pero en serio es urgente...
   Frunce los labios y cierra los ojos unos momentos.
   —Bien, acompáñame. Prefiero que vengas conmigo antes que dejarte aquí a riesgo de ser violado...
   —O devorado.
   Escuchan risas provenir del interior de la guarida.
   —O ambas.

。。。

la teoría de Ryōsoku e Ino me parece genial, pero aún yo teniendo algo por las mujeres altas y curvas me daría miedo tenerlas frente a frente ;_;

igual es momento de avisarles que este libro más adelante se va a volver +16 porque pues soy un gordo calenturiento incapaz de tener tres tipas buenotas y no hacer chistes de penes, culos y tetas. Así que en próximos capítulos se van a encontrar chistes picantes, escenas sugerentes y momentos de alta tensión sexual, sin llegar nunca al erotismo explícito porque para eso tengo otro libro. Entonces si les incomodan estas cosas:

mi loco dele pa fuera.

si les gustan pues bienvenidos sean.

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora