Capítulo 67

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Capítulo 67:
❝Más relleno bonito porque no quiero llegar a la tragedia❞

   Las mujeres se quedaron hablando por largo rato en el comedor, halagando a Mocchi quien al poco rato se distrajo en el celular de su madre.
   —Quiero verla crecer y llegar a ser una gran mujer fuerte e independiente... o un hombre, los caminos de la vida son engañosos... —ríe para si misma y se aparta el cabello del rostro para encontrar sus ojos con los de su niña—. Solo quiero que sea una persona fuerte y saludable, independiente. Que pueda tomar las decisiones correctas y pueda cumplir todos sus sueños, pero... bueno, estoy aquí y esto puede salir muy bien o muy mal.
   —¿Qué harás si sale muy mal? —murmura Kana, sujetándose el rostro con las manos.
   —Mi mamá va a cuidarla —sonríe tranquila—. Es una buena mujer, tiene un trabajo socialmente aceptable y ama a Mocchi. Se enojó mucho conmigo cuando supo que estaba embarazada y que además no iba a casarme con el padre, pero soy su única hija así que no podía odiarme toda la vida.
   —¿Qué hay de ti, Ryō?
   —A mí no me gustan los niños —admite, extendiendo su mano hacia Mocchi y presionando suavemente su nariz—, pero quiero a Mocchan, y hace feliz a Ino, entonces también quiero cuidarla y verla crecer grande y fuerte como su mamá... Pero mi vida es más peligrosa. Ino baila y a veces roba, y ahora está aquí, claro; pero yo soy una asesina canibal y ladrona que se mueve en el bajo mundo y el mercado negro. Creo que moriré pronto o me meterán presa por muchos años, así que no tengo planes grandes.
   —¿Y tú qué, Kana? —sonríe Ino.
   —Ah, yo quiero casarme —admite, haciendo un pequeño puchero—. Casarme y tener una familia... Pero... también quiero sacar a Tomura y Eri de todo esto. Me divierte ser villana, pero no es el futuro que quiero para ellos... si veo que la vida de Eri empieza a verse afectada por este entorno voy a... rendirme con ella.
   —¿Rendirte?
   —Ya sabes, buscar un lugar donde puedan cuidar mejor de ella, donde le enseñen a diferenciar correctamente el bien del mal... La amo, y quiero cuidar de ella, pero este no es el mundo donde deba criarse un hijo...
   —Eres una buena mujer, Kana —sonríe Ino, y estruja muy suavemente las gordas mejillas de su hija—. Vamos a esforzarnos las tres para tener un futuro feliz, ¿de acuerdo?
   —Suena divertido.
   —¿Verdad?
   —¡Buenas!
   La puerta de la guarida es abierta. Al comedor pronto llegan Dabi y Hawks.
   —¿Te robaste una niña? —murmura, pensando que la chiquilla debe ser una muñeca hasta que ve que come lentamente un mochi.
   —Es mi hija —suspira—. Hawks, ella es Ikeda Mocchi.
   —¿Nombraste a tu hija "Pastel dulce de arroz de arroz con cáscara"?
   —Escucha, no eres nadie para cuestionar como llamo a mi hija, pajarraco. Además, Mocchi se escribe con una "c" más.
   —Ah, ya, tiene sentido —rueda los ojos y se acerca a la niña, extendiendo su mano hacia ella y sonriéndole—. Hola, guapa, un gusto.
   Estrecha su mano sin dejar de sostener su mochi.
   —¿Qué edad tienes, linda?
   Busca la ayuda de su madre.
   —Oh, eres tímida, está bien, no muerdo. Mi nombre es Keigo, y puedes confiar en mí.
   —Es sorda, imbécil —ríe Ryōsoku, cruzando los brazos.
   —Oh.
   —Él es Keigo —interpreta Ino para su hija—. Dice que eres muy linda, y pregunta cuántos años tienes.
   La niña frunce los labios y el ceño y deja el celular en la mesa para levantar sus seis dedos. Hawks asiente.
   —Estás grande ya —sonríe, y esta vez lo traduce también con sus manos.
   —Oh, eres un pajarraco listo —sonríe Kana, mientras Mocchi ríe y sus pálidas mejillas se pintan de rojo, revelando sus pequeñas pero abundantes pecas blancas como restos de harina.
   —Genial, idiotizaste a mi niña —suspira Ino.
   Mocchi extiende su mano hacia Hawks, quien le sonríe y le permite tocarlo en la mejilla. Mocchi vuelve a reír, y sus ojos turquesa cobran una tonalidad de intenso rojo.
   Y Keigo se aparta rápidamente, chillando de dolor.
   Tiene una quemadura leve en la mejilla que Mocchi ha tocado, se sostiene el lugar afectado y Dabi ríe burlesco.
   —¡Oh! —exclama Ino— ¡Tu quirk! —sonríe ampliamente, y señala las manos de su niña— ¡Mocchan, tienes quirk!
   La chiquilla ríe, sus ojos brillan. Vuelve a reír y su primer instinto es intentar sujetar el rostro de su madre, pero Ino se aparta rápidamente.
   —Bebé, ayúdame —pide, intentando esquivar las pequeñas manos.
   —Aquí para salvarte siempre, amor —suspira Ryō, y toma a Mocchan en sus manos. La chiquilla emocionada de inmediato le sujeta las mejillas, pero Ryō mantiene una temperatura baja en ella para que no le haga daño. Cuando termina el contacto Mocchi ríe por como sus manos han quedado marcadas en la piel de la otra y como estas marcas desaparecen poco a poco, por lo que vuelve a tocarla.
   —Vaya, descubrió su quirk y lo primero que se le ocurre es tocar gente —ríe Dabi, acercándose a ella y ofreciendo su mano para que la sujete, el poco espacio de su cuerpo que es resistente al fuego y el calor. Mocchi de inmediato lo sujeta, sonriendo ampliamente—, felicidades, tienes una psicópata.
   —Deja que te cure eso —llama Kana a Hawks, acercándose a él y sujetando su mejilla no lastimada. Observa la quemadura, luce fatal, es claro que el quirk de Mocchi es poderoso, un quirk impuro y fuerte que no espera para poder copiar, se ve divertido. La quemadura desaparece sin dejar de marca—. Listo. ¿Quieren comer?
   —¡Sí! —dos voces gritan desde la sala.
   —¡Mamá! ¡Mamá, mamá, mamá! ¡Lo terminé! —Eri llega corriendo al comedor con la consola en manos, Tomura va detrás de ella.
   —¿El qué? ¿El qué? —murmura confundida.
   —¡El juego! ¡Mira! ¡Lo terminé!
   Muestra la pantalla a su madre, es un juego viejo, de esos de píxeles, pero la niña luce genuinamente orgullosa, y Kana sonríe ante esto.
   —Y todo gracias a mí —pero quien luce más orgulloso es Tomura.
   Luce genuinamente feliz, sus ojos brillan y muestra una amplia sonrisa sincera, una sonrisa que Kana no había podido verlo esbozar en todo el tiempo que llevaba conviviendo con él, usaba los guantes que cubrían la mitad de su manos, guantes que nunca usaba si no era para dormir, vestía ropa limpia y hasta se había cepillado el cabello y apartado varios mechones del rostro, seguramente para poder ver mejor. Su piel lucía reseca y lastimada, pero más sana que nunca.
   Sonríe, encantada por tal cosa.
   Despeina sus cabellos mientras ríe.
   —Bueno, supongo que todo esto podríamos celebrarlo con pizza.

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora