Capítulo 31

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Capítulo 31:
❝La nueva yakuza❞

   —¿Qué mierda haces, Kana? —gruñe Tomura, rascándose el cuello— No eres una heroína, este no es nuestro problema. No nos interesa. Deja a esa niña. Yo te necesito más.
   La mayor le coloca una mano en el cabello, despeinándolo un poco.
   —¿Sabes? Siempre me había dicho lo mismo: no soy una heroína, no tengo lo que se necesita para serlo. No pondría mi vida sobre la de ninguna persona, no me arriesgaría por nadie. Eso era lo que decía hasta que te conocí. Cuando papá te puso delante mío yo... yo me dije "quizás mi vida no valga tanto."
   —Pero esa niña no soy yo.
   —No, pero... tú lucías igual de aterrado cuando te conocí.
   La sonrisa que ella le ofrece la estruja terriblemente el corazón.
   —Haz lo que quieras —gruñe finalmente, escondiendo su rostro con la mano de Padre para que no vea sus mejillas rojas—. Pero más te vale volver a mí, Kana.
   —Tú eres mi interés principal, niño problemas. No me olvidaré de ti, no te preocupes.
   Tomura es sacado de la base, y Kana es llevada con Eri a una habitación. Es la habitación de la chiquilla, tiene las paredes decoradas de manera infantil y un montón de juguetes regados en el piso. Su cama es pequeña, tiene una sábana rosado pastel y una enorme almohada blanca.
   —Tienes un lindo lugar —comenta Kana, sentándose en la cama y sonriendo a la niña—. ¡Y tienes muchos peluches! ¿Te gustan?
   —¿Por qué hace esto?
   —¿Ah?
   —Usted... usted no sabe lo que ellos me hacen. No es lindo. No se lo deseo a nadie. No tiene por qué pasarlo usted también. Por favor, escape ahora que puede. No me molesta sufrir, es lo que merezco por tener este quirk.
   —Hey, no digas eso —Kana le acaricia el cabello mientras sonríe—. Ningún quirk es malo, y nadie merece sufrir solo porque otro lo diga. Eres una niña, no tienes que torturarte así.
   —¡Usted tampoco! Por favor, no quiero que la lastimen por mi culpa.
   —Y yo no quiero que te lastimen por MI culpa.
   —¿Ah?
   —Sé que estás en peligro, y sé que esta gente te hace sufrir. Ahora tengo el poder de detenerlos, de darte una mejor vida, mejores momentos. Si yo sé que tengo ese poder y no lo uso, entonces sufrirías por mi culpa. Así que no te preocupes, Eri, ¡te salvaré cuanto pueda!
   Los ojos de la niña se llenan de gruesas lágrimas. Kana la carga entre sus brazos y la sienta a su lado, acariciándole el cabello con mucha suavidad y cariño.
   —No quiero que usted sea lastimada. No quiero que nadie más sea lastimado por mi culpa.
   —Estaré bien, Eri. ¡Soy muy fuerte! Ya verás, no tendrás que preocuparte por mí. Y antes que te des cuenta te sacaré de aquí y serás como mi hermanita. ¿Cómo suena eso? Divertido, ¿no? —asiente, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano— Perfecto. Ahora, ¿por qué no me presentas a todos tus muñecos y jugamos con ellos?
   —¿No es usted muy grande para jugar conmigo?
   —¡¿Muy grande?! —exclama, y lleva una mano a su pecho— ¡Oh, no! ¿Qué puedo hacer para arreglar eso? ¡Ya sé! —Kana extiende sus manos al cielo y cierra los ojos unos momentos. Su cuerpo cambia de inmediato y regresa a su apariencia de cuando tenía seis o cinco años, con su largo cabello marrón cayendo sobre su cintura, delgada y patética— Ahora no soy tan grande, ¿ves?
   Eri se permite reír bajito.
   —Bien. Entonces, este de acá se llama...
   Kana pasó una semana entera con Eri, trabajando con Overhaul para que la niña no fuera torturada ni usada como un conejillo de indias. En las noches era llevada a un laboratorio donde se le extraía sangre y se le lastimaba de distintas formas, durante el día jugaba con Eri. La bañaba, la peinaba, le hacía ropa con sus propias manos con tal que fuera capaz de usar algo que no fuera ese horrible camisón viejo, le leía cuentos y a su vez le enseñaba a leer y escribir, jugaba a las muñecas y con sus peluches, se acostaba con ella en cama y la abrazaba contra su pecho mientras le cantaba y acariciaba el cabello, la dejaba acostarse en su regazo mientras le contaba anécdotas divertidas de su tiempo como estudiante, y cuando el peligroso quirk de la chiquilla se activaba y perdía el control ella lo desactivaba con el quirk de Eraserhead o usaba un quirk de envejecimiento rápido con tal de no ser afectada y que Eri pudiera liberar todo su poder.
   No la pasaba tan mal. Se estaba divirtiendo.
   Cuando podía hablaba con Tomura y le recordaba de cuidarse. Cepillarse el cabello, tomar agua, comer, dormir, respirar... Las cosas esenciales.
   —Usted... me recuerda mucho a mi madre —susurra la niña, acostada en el regazo de la mujer.
   —¿Eso es bueno? —sonríe Kana, acariciándole el cabello.
   —Sí... antes ella me quería mucho. Pero luego lastimé a mi papá y... ella me dejó. Me tenía miedo. Usted me recuerda a ella, cuando éramos felices. Así que... gracias. Gracias por cuidarme... Con usted... ¡de verdad me siento feliz! —la niña sonríe ampliamente, sujetándole la mano que la acariciaba— Por favor, sea mi mamá toda la vida.
   El corazón de Kana da vuelta y se estruja en su pecho. Toma a Eri entre sus brazos y la abraza.
   —Claro, Eri. Claro que sí.
   —¿Puedo llamarte mami? ¿Mamá?
   —Puedes llamarme como quieras, lindura.
   —¡Bien!
   Mientras se abrazan, la puerta de la habitación se abre.
   —Tenemos que irnos —habla Chrono.
   —¿A dónde? —murmura Kana, frunciendo los labios.
   —Ya vienen los héroes. Descubrieron nuestra ubicación. Vienen solo a salvar a Eri, así que déjala aquí y vámonos ahora.
   La niña se abraza con fuerza a quien ahora llamará madre.
   —No... —susurra bajito.
   —Suéltala, niña. Estarás bien.
   —No, por favor. No me alejen de Kana —suplica, aferrándose a su blusa como si su vida dependiera de eso.
   Chrono se acerca para tomarla entre sus brazos.
   —Eri vendrá conmigo —sentencia la más alta—. Estoy aquí por ella, y si quieren que me vaya será con ella.
   El de capucha blanca guarda silencio y gruñe bajito.
   —De acuerdo. Pero nuestra prioridad eres tú, si algo le pasa a ella ya no es nuestro problema.
   —No te preocupes por eso, yo la protegeré.

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora