Capítulo 56

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Capítulo 56:
❝Un fantasma❞

   Kana había salido a la playa.
   Nunca se había sentido tan aturdida, tan sobrecargada por tantas emociones. Normalmente sabía controlarse bien ante situaciones intensas o de peligro, pero volvía a ver a Mito y...
   —Dios —exhala fuertemente.
   El aire le falta, su pecho duele, sus ojos se llenan de lágrimas y su corazón palpita con fuerza, no aguanta la cabeza. Hunde sus manos entre su corto cabello y tira de este, buscando una manera de respirar adecuadamente y despejar su pensamiento.
   Se acurruca en la arena y jadea fuertemente. Solloza.
   Dios.
   Había vivido engañada.
   Había llorado incontable noches por la muerte de Mito, culpándose a si misma y reviviendo en su mente la imagen de su piel pálida y la desesperación al no encontrar su pulso.
   Había maldecido a su padre una y otra vez de todas las maneras que encontraba.
   Solo para saber que le había mentido.
   Si hubiera seguido con Mito hubiera podido escapar de su padre. Estaría casa. No estaría tan jodida de la cabeza.
   Quizás sería feliz.
   Genuinamente feliz..
   Pero no habría conocido a Tomura.
   Oh.
   Eso es lo único que la consuela.
   Toma un fuerte respiro e irgue su espalda.
   Observa la playa.
   El mar, la arena.
   El lugar está abandonado.
   Tomura...
   Ama a Tomura.
   Con todo su ser.
   Es cierto que si hubiera estado con Mito sería libre de su padre y no hubiera sufrido tanto.
   Pero si fuera libre de su padre entonces no estaría con su hermano.
   Y si no fuera por Tomura no hubiera llegado tan lejos.
   Ahora también podía darle crédito de eso a Eri...
   Toma un fuerte respiro y cierra los ojos.
   Limpia sus lágrimas con el dorso de su mano.
   En ese momento también era genuinamente feliz...
   Sí.
   No pedía otra cosa.
   —¡Mamá!
   Eri corre hacia ella.
   —¿Estás bien? —le pregunta, sujetándole la camiseta— Lucías... mal. Como asustada.
   —Estoy bien —sonríe, acariciándole el cabello—. Fue solo... sorpresa.
   —¿Por qué? ¿En serio era tu novio?
   —Sí.
   —¿Y por qué ya no lo es?
   —Cosas pasan, Eri. Uno no puede controlar todo en la vida, y... bueno, a veces solo queda resignarse.
   —Ya...
   —Dijo que quería hablar contigo y que lo vieras en las piscinas —anuncia Tomura.
   Detestaba la gente que acaparaba la atención de su hermana, en especial los hombres, pero tampoco le gustaba verla triste. Prefería una Kana ignorándolo POR UNOS MOMENTOS que una Kana triste o alterada todo el día.
   —Gracias por decírmelo —sonríe, poniéndose de pie y acercándose a él para besarle la frente. Carga a Eri y le da un beso en la mejilla, a lo que la chiquilla ríe—. Iré a ponerme algo limpio, ¿sí? —da su hija a su hermano— Los amo.
   Despeina a ambos y se va de ahí, sacudiendo la arena de su cuerpo mienteas avanza. Tomura suspira.
   —Supongo que conseguirás un papá —masculle.
   —¡¿En serio?! —exclama emocionada.
   —Digo... si las cosas salen bien.
   —¿Y si salen mal?
   —Entonces pierdes a tu mamá o todo se queda igual.
   —Ah... ¡rezaré para conseguir un papá! ¡Reza conmigo!
   —Yo no quiero que tengas un papá —gruñe.
   —¿Por qué? Es lo normal, ¿no?
   —Supongo, pero... no es tan bueno.
   —¿De verdad?
   —¿Qué te dije antes?
   —No lo sé...
   —Sobre los hombres.
   —¡Oh! ¡Todos los hombres son malos!
   —Exacto. Y si tienes un papá él sería...
   —Hombre.
   —Y entonces sería...
   —¡Malo!
   —Muy bien.
   Y mientras Tomura lava el cerebro de su sobrina, Kana golpea la puerta del cuarto de Ryōsoku e Ino.
   —¿Sucede algo? —Ino abre la puerta, escondiendo su cuerpo con la madera y asomando únicamente su rostro.
   —¿Interrumpo algo?
   —Sí...
   —¿Pueden ayudarme?
   —¿En qué?
   —¿Sorprender un hombre?
   Ino suspira con fuerza.
   —Danos un momento.
   Cierra la puerta otra vez.
   Diez minutos les toma volver a abrir. Ino cubre totalmente su cuerpo. Viste una camiseta manga larga y con cuello de tortuga, usa una bufanda gruesa y una falda que toca el piso. Es lo más cubierta que la ha visto nunca, y seguramente es lo más cubierta que la verá alguna vez. Ryōsoku viste más tranquila, ella no tiene problemas con mostrar sus marcas rojizas y mordidas recientes.
   —¿Para qué quieres sorprender un hombre? —gruñe la rubia— No valen la pena. No entienden direcciones, huelen mal, son feos, son brutos, les gusta música fea, no entienden a las mujeres, su cabello no huele a flores y la mayoría no tiene pechos gigantescos.
   —¡No seas así! —ríe Ino— ¡Los hombres son guapos y lindos! ¡A mí me gustan los hombres! —hace una pausa unos momentos— Algunos... —frunce los labios y arruga la nariz— Unos pocos. ¡El punto es! Si a Kana le gusta un hombre entonces debe ser un tipo genial, ¡y nosotras debemos ayudarla a sorprenderlo! ¡Claro que sí!
   Ryōsoku suspira y rueda los ojos.
   —Bien —accede—. Pero cuando descubras que los hombres no son la gran cosa estaré contenta de decirte "te lo dije".
   Tal como prometen, la ayudan. A diferencia de la tarde anterior, la hacen vestir un traje más revelador, sin tirantes, con la parte baja de tiro alta, todo de sólido color negro. Iba cubierta con una salida de baño opaca para disimular sus intenciones. Ino la había maquillado de manera discreta, para resaltar cada rasgo llamativo en su rostro e intensificar su mirada, Ryō la había peinado apartándole el cabello de la cara y trezando este como una corona donde había colocado algunas flores que habían en los floreros de la habitación.
    —¡Lista! —avisa la de cabello morado— Luces encantadora.
   —Gracias, chicas —suspira, viéndose en el espejo—. Después voy a decirles como les fue.
   —Suerte —se despide la más alta, elevando sus pulgares.
   Se retira de la habitación un poco nerviosa. Cierra la puerta pensando en qué le dirá a Mito, ¿debería abrazarlo? ¿Debería asumir que aún eran novios? Claro que no lo eran, pero no se sentía capaz de pensar adecuadamente ni siquiera en su nombre.
   —Hey.
   Levanta el rostro, encontrándose con Dabi.
   —Hey —lo saluda sonriendo.
   —¿Vas a la piscina o al mar?
   —A a la piscina.
   —¿Puedo acompañarte?
   —Iré a verme con un amigo, así que... prefiriría estar sola.
   —Está bien. Suerte.
   —Gracias —vuelve a sonreírle ampliamente antes de retomar su camino.
   Dabi la ve alejarse, y cuando la pierde de vista deja olvidado lo que sea que iba a hacer y corre al cuarto de Mr. Compress y Spinner.
   —¡Tenemos un situación de emergencia!

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora