Capítulo 51

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Capítulo 51:
❝El típico relleno en la playa, parte 2❞

   Y ahí estaba la Santísima Trinidad.
   La primera en salir fue Ino. No esperaban menos de ella... más, de hecho. Su traje de baño era de dos piezas, dos trozos de tela tan pequeñas y lamentables que casi sería mejor si no llevara nada, de color rojo, dejaba descubierto su perforación en el ombligo y su abdomen lleno de diversos tatuajes pequeños, el más llamativo era el kanji de un nombre en su cadera, "Atsuko".
   Ryōsoku salió después de ella, casi atorándose en el marco de la puerta. Su traje también era de dos piezas, morado, un poco más cubridor que el de Ino. Su torso estaba lleno de cicatrices, presuntamente de combate, varias quemaduras de diversa gravedad, algunas recientes. Tenía un pequeño tatuaje de de dos corazones negros en la cadera.
   Y finalmente Kana.
   Por cuestiones de fanservice también llevaba un traje de dos piezas, con más tela que las otras dos pues la parte superior era un top de escote corazón atado en el cuello y un short al muslo. Su piel era toda muy clara, limpia, sin mancha alguna. Su cabeza era cubierta por una gorra roja con dos cuernitos. Sus músculos se marcaban mucho, como una físico culturista. Cargaba a Eri en sus hombros, quien vestía un trajecito rosado de una pieza a su medida.
   La última en salir fue Toga, y como somos un obra cristiana y estamos en contra de la sexualización de menores de edad aunque sean ficticios, ella usaba un traje de una pieza sencillo, color azul marino muy ceñido a su cuerpo.
   —¿Qué estaban haciendo todos ustedes aquí afuera? —gruñe Ryōsoku, mostrando sus colmillos, frunciendo el ceño y arrugando la nariz.
   —Kana tiene el protector solar —se justifica de inmediato Dabi, señalando a la mencionada—. La esperábamos a ella.
   —Sí, sí, sí —afirma Keigo asintiendo varias veces con la cabeza—. Eso.
   —Aquí está —indica la mujer, sacando el bote de su bolso y dándolo a los dos varones.
   —Gracias.
   Ryōsoku gruñe, e Ino ríe.
   —Vamos al mar, Ryō-chan, las olas se ven agradables —indica Ino, sujetándole el brazo.
   Rueda los ojos mientras se deja arrastrar lejos de todos ellos, detrás de ellas van Mr. Compress, Spinner y Toga. Los otros dos siguen su coartada y empiezan a aplicarse crema en el cuerpo.
   Kana se acerca a su hermano y le quita el celular de las manos.
   —¡Hey! —reclama.
   —Hemos venido aquí para tener un buen rato, y no vas a lograrlo con el rostro hundido en este aparato.
   —A mí ni siquiera me gusta la playa, Kana —gruñe, intentando recuperar el celular—. Detesto el sol y la arena en mis calzoncillos, el agua siempre está helado y no me gusta ver gente medio desnuda.
   —Vamos, te compraré lo que quieras —intenta persuadirlo, sonriendo ampliamente—. Diviértete un poco, Tomura, hace años no venimos a la playa.
   Hace un puchero y rueda los ojos.
   —Bien, como quieras. Solo voy a echarme bloqueador.
   —Genial. Hey, ustedes dos, ¿ya acabaron?
   —Sep —asegura Dabi, quien solo se ha echado una misera gota de crema en el pecho, devolviendo el bote a su dueña.
   —Gracias.
   Kana toma una cantidad considerable de contenido en sus manos y luego da el bote a su hermano. Baja a Eri de sus hombros y la ayuda a cubrir su pequeño cuerpo y su carita.
   —¿Tú no te pondrás? —inquiere Dabi— Puedo ayudarte con la espalda.
   —Déjame en paz, chico malo —ríe, y toma el bote para echarse más cremas en las manos—. Puedo hacerlo yo sola.
   —Okey, pero...
   Una bola de arena húmeda impacta en su rostro. Kana y Eri ríen, Tomura se permite sonreír levemente, Keigo solo abre los ojos con sorpresa.
   —¡Hey! —reclama, limpiándose con las manos.
   Observa a Ryōsoku de pie al borde del mar, con otra bola de lodo en mano, sonríe ampliamente, mostrando sus colmillos. A su lado Ino ríe. Están ambas cubiertas de lodo húmedo que recorre sus prominentes curvas y se adentra en los espacios abiertos de sus trajes.
   —Oh...
   —¡Ven a jugar, chico malo!
   —¡Sí!
   Y sin dudarlo ni pensarlo corre hacia ellas.
   —¿No irás tú también? —le pregunta a Keigo, mientras frota su cuello.
   —Creo que es una trampa para intentar comernos —masculle—. O aplastarnos.
   —¿Por qué no les agradas? ¿Les hiciste algo? —él se enconge de hombros— Es raro. Ellas son... buenas... quizás solo tienen algo en contra de los héroes.
   —O les gusta el pollo —murmura Kyoden.
   —Hey, ¿cuándo aprendiste a hablar? —sonríe Kana, aplastándole el cabello— Me alegra que puedas convivir con nosotros, así que hazlo más a menudo, ¿sí? —asiente— Genial. Vamos ya al agua. ¿Estás emocionada, Eri?
   —¡Sí! Nunca había estado en la playa, ¡y es muy bonita! ¡Vamos ya!
   —Bien, bien, calma —ríe mientras la acomoda de nuevo en sus hombros—. Vamos.
   —¡Vamos!
   Corre con Eri.
   Se saca las sandalías y deja su bolso en la arena.
   Se acerca al borde del agua y baja a Eri de sus hombros, sujetándole el cuerpo hasta que sus pies tocan la arena húmeda. El mar se acerca a ellas, y como reflejo la chiquilla retrocede unos pasos. El agua toca sus dedos, y ella ríe divertida. Levanta el rostro para ver a Kana, quien se encuentra agachada para sostenerla adecuadamente, ella le sonríe ampliamente, y la chiquilla vuelve a reír.
   El mar vuelve a acercarse a ellas, esta vez deja que le cubra los pies. El agua es helada, pero no le molesta. La arena debajo de sus pies se siente divertida. Un poco más de agua llegó para cubrirle hasta las rodillas. Avanzó por su cuenta mientras reía. Volvió a levantar el rostro para ver a Kana, ella le sonreía.
   Lo que ninguna de ellas se había molestado en pensar era en el hecho que Kana estaba agachada a noventa grados, dejando expuesto su trasero a miradas perversa. ¡Pero no hay que preocuparse por eso! Al momento que echó su cuerpo un poco hacia el frente Ryōsoku corrió hacia ella para cubrirla con su enorme figura.
   —Gracias, Ryō —susurra cuando se irgue para cargar a Eri y meterse más en el mar.
   —Cuando quieras —sonríe la otra.
   Y con este bello acto de sororidad, se acaba el capítulo.

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora