Capítulo 60

337 49 5
                                    

Capítulo 60:
❝Cálmate, por favor❞

   Oh, bien, se había emborrachado.
   Lo sabía por lo mucho que ardía su rostro y lo difuso que se sentía. Kana estaba bien abrazada a él, con un brazo sobre sus hombros, estrujándolo levemente contra su pecho mientras hablaba con Ryōsoku e Ino, quienes a su vez prestaban atención a Mr. Compress, que les mostraba diversos trucos. Las gigantes abrían los ojos con sorpresa ante cada movimiento de sus manos, y sus bocas formaban "o" ante la aparición de nuevos elementos en el ambiente o la desaparición de estos mismos.
   —Inténtalo tú, Moto-chan —ofrece, dándole una rosa.
   —Pf —ríe de manera boba, tomando la planta sin dejar de abrazar a Keigo—. Ok, déjame ver, la tomabas por los pétalos, y hacías así... y luego... uhm...
   Estruja la flor con su mano, y la flor devuelve el favor echando un chorro de agua en su rostro, que a su vez salpica a Keigo. Ambos exclaman de sorpresa, pero ella procede a reír de manera boba.
   Oh, Dios.
   Que risa.
   Era una risa de verdad boba. No de esas risillas dulces que soltaba de vez en cuando para intimidar o lucir dulce, no, sonaba como una risa genuina. Inhalaba muy fuerte y cuando se carcajeaba sonaba como una tetera de presión a punto de reventar, cada vez con diferente intensidad. Se cubre la boca al escucharse, pero no puede dejar de reír, y pronto de su nariz se escapan gruñidos parecidos a los de un cerdo, su rostro se colora totalmente al darse cuenta de ello, pero le es imposible parar.
   —Perdón —jadea, intentando frenarse a si misma y cubriendo su rostro—, tengo una risa horrible.
   —No, no, no, yo creo que es linda —interrumpe, sujetándole los brazos para que se descubra el rostro—. Muy linda. Encantadora. Me gusta mucho. Es hermosa como tú.
   —¡Oh! —y ahora es Ryō quien ríe, pero de manera burlesca, asomando por el hombro de Kana— Vaya, ¿has oído ese dicho que dice "lo que dices borracho son pensamientos sobrios"? Yo sugiero que te confieses completamente ahora que ya empezaste.
   Kana vuelve a reír, esta vez muy poco, apartando el rostro de la rubia con una mano.
   —Cállate, gigantona.
   —Tú también puedes confesarte ahora, Kana-chan. ¡Ve grande o vete a casa!
   Ríe una vez más mientras se pone de pie, tambaleante. El piso se le mueve un poco, y sacude su prótesis para asegurarse que aún tiene control en ella. Se aparta el cabello del rostro mientras deja escapar risillas. Pasa un dedo por su nariz y cierra los ojos unos momentos.
   —Tengo varias confesiones —habla sin dejar de reír—. ¿Ves este ojo de aquí? —señala el ojo derecho, todos asienten— Es de vidrio —y lo toca con un dedo para darle vuelta en su cuenca—. La pierna la perdí porque dejé a Masaru morderme, esperando que eso fuera suficiente para retirarme de la carrera. El cabello me lo corté luego que un imbécil me rechazara solo por ser más alta que él. Tengo varias cicatrices en el cuerpo que escondo con un montón de maquillaje —se frota los brazos mientras ríe, poco a poco se revelan diversas cicatrices en estos. Se levanta la camiseta y baja el short de tiro alto, tiene varias marcas en el abdomen, la mayoría de proyectiles u objetos cortopunzantes—. Me gusta el dolor. No me arrepiento de ninguno de mis actos hasta ahora. Me gusta bailar, pero me da vergüenza hacerlo porque soy demasiado alta y uso demasiado espacio. Odio mi risa. No había reído así desde hace años. No recuerdo la última vez que me divertí de verdad. No recuerdo haber tocado una muñeca en toda mi infancia. No recuerdo el último cuento que leyó mi madre. Había olvidado la voz de mi madre y hubiera olvidado su rostro si no fuera igual al mío. La primera vez que me dejé el cabello largo papá lo cortó con tijeras para pescado. Odio a papá.
   Calló sus palabras unos momentos. Lo que al principio le había parecido divertido de pronto le causaba un horrible dolor en el pecho.
   Aprieta sus manos en puños y ríe para si misma, viendo al piso.
   —A veces desearía que Tomura hubiera muerto esa noche para que papá no tuviera otra opción más que estar orgulloso de mí.
   —Ok, suficiente —suspira Ryōsoku, poniéndose de pie y sujetándole los hombros—. Su Majestad ya bebió suficiente y necesita descansar y desintoxicarse. Vamos a la habitación a tomar un baño, ¿sí?
   Mira el piso. Las manos de Ryō son sumamente frías, huele mucho a alcohol, pero su voz es profunda y firme, la hace sentir tranquila.
   —Sí, eso suena bien.
   —Voy con ustedes —avisa Ino, saltando de su asiento y dejando su bebida incompleta en la barra.
   Antes de marcharse toca la frente de Dabi con el índice, riendo burlesca.
   —Diviértete, chico malo.
   —¿Ah?
   Y las tres mujeres se marchan.
   Ryōsoku e Ino la llevan a su habitación, pues no es buena idea que Eri la vea así. El lugar luce bastante en orden, pero han juntado las camas y tienen sus maletas en el sofá.
   —¿Te sientes bien?
   —Es solo el alcohol —suspira, arrojándose a la cama y abrazando la almohada para esconder su rostro—. Perdón, prefiero tomar sola para evitar escenas, la verdad es que guardo demasiada mierda.
   —Está bien desahogarse de vez en cuando —consuela Ino, sujetándose el cabello con varios clips, el borde de sus pupilas es rosa y palpita al ritmo de su propio corazón—. Eres una mujer grande, no deberías avergonzarte por eso.
   —Puedes desahogarte con nosotras —asegura Ryōsoku, sentándose a su lado—. Quieres que todos nos llevemos bien, ¿no? Yo creo que es escupir veneno entre nosotras es un buen método de fortalecer lazos.
   Kana ríe bajito mientras se sienta, apartando el cojín de su rostro y limpiando las pequeñas lágrimas en su rostro.
   —¿De dónde vienen tus cicatrices?
   —Cuando mi quirk "floreció" papá empezó a extraer muestras de otros quirks desde mi cuerpo. Era más fácil que cazar héroes o civiles.
   —¿En qué consiste tu quirk? —inquiere Ino, frunciendo el ceño.
   —A ver... Piensa en tu quirk como un órgano extra, algo dentro de ti que ocupa espacio y tiene forma. Mi quirk podía copiar las habilidades de otros quirks sin cambiar su forma ni espacio, con el tiempo esto me hacía daño porque mi cuerpo no estaba acostumbrado a esos quirks, pero no era nada relevante. Luego de una pelea con mi padre mi quirk... floreció, y ahora mi quirk muta para imitar otros quirks, cambia de forma, tamaño y espacio para asemejarse a ellos y no solo copiar sus habilidades. Mientras más quirks a la vez uso más espacio temporal y energía ocupa, y mientras más impuro el quirk copiado más irregular su forma, a más espacio e irregularidad más daño sufre mi cuerpo. Como sea, esto vuelve mi quirk adecuado para extraer muestras "puras", que era lo que le interesaba a papá.
   —¿Para qué usaba esas muestras?
   —Nōmus. Humanos artificiales. Bestias.
   —Oh, los de Hosu, ¿no?
   —Sí. Con el tiempo me cansé de papá y me alejé de él junto a Tomura con la excusa que él necesitaba crecer y no sé qué más. Funcionó. No ha vuelto a molestarme ni hacerme daño desde que tengo 19, y ahora está preso.
   —¿Por qué no lo asesinaste? Puedes hacer eso, ¿no?
   —Sí, pero... no lo sé.
   Guardan silencio. Kana observa el piso enfrente suyo. Los tres pares de pies descalzos, de diferentes formas y tamaños. Estruja la sábana y se pone de pie.
   —Aún me da miedo.
   Y corre al baño para vomitar.

。。。

uhm, yo escribiendo un personaje trágico que usa una fachada de 'chicx buenx' para esconder toda la mierda por la que ha pasado? no, no, no, ¿cómo creen? Ese no es mi estilo.

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora