Capítulo 65

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Capítulo 65:
❝Sobre dos grandes maestras❞

   Ryōsoku e Ino llegaron luego de almozar a la guarida. Eri y Tomura estaban sentados en el sofá, Eri sostenía la consola de Tomura en manos y presionaba los botones del aparato con cierta furia, mientras que el mayor le decía a dónde ir y dónde apuntar.
   —¿Qué hacen acá? —pregunta Tomura al verlas entrar.
   —Ah, ¡mamá dijo que Ikeda-san iba a darme clases! —recuerda Eri luego de pausa el juego.
   —No puedes tomar clases ahora, estamos jugando —reclama frunciendo el ceño.
   —Eri tiene que estudiar —interrumpe Kana, saliendo de la cocina—, jugará cuando termine.
   —Pero está a media pelea con el boss —insiste.
   —Eri, dale la consola a tu tío y ve al comedor —pide la mayor, secando sus manos en el delantal sabiendo que su hermano no entenderá razones.
   —Sí, mamá —y de inmediato hace como le dice. Tomura hace un puchero mientras ve a su sobrina irse al comedor.
   Al poco tiempo Dabi ingresa por la puerta también.
   —Oh, genial, ¿tú también estás aquí? —gruñe Tomura, frunciendo el ceño.
   —También me alegra verte, malcriado —sonríe con burla.
   —¿Qué quieres?
   —Solo vengo por Ryō.
   —Está con Ino y Kana en el comedor.
   —Genial.
   Va al lugar indicado.
   —Hey, si llegaste —Ryōsoku luce por una vez genuinamente feliz por su presencia—. Siéntate y empecemos de una vez.
   —A la orden.
   —¿Tú también tendrás clases? —inquiere Eri al verlo lanzar un cuaderno a la mesa.
   —Eso parece —suspira, sujetándose el rostro con la mano.
   —Bien, empecemos con esto —sentencia Ryō. Toca la mesa y una pared de hielo la separa en dos mitades, en una mitad están Ino y Eri, y en la otra ella y Dabi.
   Aunque al principio la idea de Ino era pasar solo una hora, Eri era una niña encantadora a la que daba gusto darle clases. No era muy lista, le costaba entender, pero era terca y decidida y se esforzaba mucho.
   Dabi también era algo lento, pero Ryōsoku parecía tener bastante paciencia con él. Su voz era suave y profunda, calmante, pero sonaba permanentemente seria a pesar de la sonrisa en sus labios, señalaba las cosas importantes con sus dedos y lo obligaba a anotarlo para que no lo olvidara, no se molestaba cuando le preguntaba algo que ya había explicado y volvía a decírselo hasta que lo entendiera bien.
   —Bien, supongo que lo dejaremos hasta aquí —suspira la rubia, echando su cuerpo hacia atrás. Toca la pared de hielo y la evapora—. ¿Ustedes qué tal?
   —Acabamos hace rato —sonríe Ino—. Eri solo está pintando.
   —¿Acabaste? —interrumpe Tomura. Eri irgue su cuerpo y asiente— Ven a jugar. Preparé chocolatada.
   —¡Sí! —exclama. Recoge y apila sus cosas y corre de nuevo a la sala, ¡tiene un boss que derrotar!
   Ino ríe bajito y se saca la diadema que mantiene su cabello hacia atrás.
   —¿Cómo te fue, chico malo?
   —Se me quemaron unas neuronas, pero me voy a acostumbrar —suspira, observando sus desordenados apuntes—. ¿Por qué dejaron de ser maestras? Eres buena.
   —Hubieron problemas en mi familia —suspira Ryōsoku, viendo la pila que ha hecho Eri—. Mamá enloqueció totalmente, yo me quedé cuidándola hasta que se mató. Me jodió mucho, tuve malos ratos y perdí el trabajo por eso... acabé con papá, un villano canibal que me metió a esto del bajo mundo, hasta que Hawks lo atrapó y lo encerró...
   —Oh...
   —Yo solo me cansé —sonríe Ino, juguetona y pícara como es típico en ella—. Los profesores ganamos muy poco para toda la mierda que tenemos que aguantar... Además, me metí con varios señores casados —y ríe burlesca—, las madres de familia se dieron cuenta... y luego me metí con varias madres —y vuelve a reír—. Finalmente me echaron. Ahora trabajo en un club nocturno bailando y esas cosas... Antes hacía más cosas, pero ahora estoy con Ryō y soy papa casada.
   —¿Dónde viven ustedes dos? —masculle, entrecerrando los ojos.
   —Un edificio humilde, sencillo. Tenemos un apartamento decente, cabemos las tres.
   —¿Las tres? —repite.
   —Ino tiene una hija.
   —Oh —sus ojos se abren con sorpresa ante el descubrimiento—, ¿en serio?
   —La cuida mi mamá mientras no estoy en casa —explica la de cabello morado, y se saca las gafas—. Creo que puedo traerla para que Eri juegue con ella y el grupo la conozca.
   —Vaya... bueno, gracias por compartir sus historias conmigo.
   —Eres agradable cuando no estás actuando como un puto enfermo pervertido —ríe Ryōsoku, arrugando la nariz—. Podemos llevarnos bien si nos respetas un poco.
   —Suena como un trato justo.
   —Hey, ¿se están llevando bien? —interrumpe Kana, dejando fruta cortada al centro de la mesa.
   —Sí —sonríe Ino, mientras Kana se sienta a su lado.
   —Me alegra. Las cosas se pondrán difíficiles en un tiempo y vamos a tener que llevarnos todos bien.
   —Llevas rato diciendo que las cosas se van a poner mal...
   —Tengo ese presentimiento —admite—. Las cosas en mi vida no pueden ser tranquilas por más de dos meses antes que papá o Tomura hagan algo que nos meta a todos en problemas... No me molesta, me mantiene entretenida, solo se los digo para que estén preparados y eso.
   —Ah, no quiero morir —se lamenta Ino, sujetándose el rostro con las manos—, tengo que cuidar de Mocchan...
   —¿Es el nombre de tu hija? —inquiere Dabi.
   —Se llama Mocchi, Ikeda Mocchi —corrige.
   —¿Le pusiste nombre de perro a tu hija?
   Ryōsoku lo golpea en el brazo con quizás demasiada fuerza.
   —No es nombre de perro —reclama la de cabello morado—. Es nombre de comida, por eso si me puedes reclamar. ¡Pero no pude evitarlo! —y ríe bajito— Debes verla para entenderlo, es muy blanca y redondita, tiene pecas blancas, es adorable, encantadora. ¿Crees que puedo traerla, Kana?
   —Claro. Estaría bien que Eri empezara a relacionarse con otros niños, estar con Tomura va a terminar por volverla caprichosa y problemática —suspira.
   —¡Escuché eso! —reclama el Líder.
   —¡Creí que ya estabas enterado!

The Bad Guy ;; BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora