Capítulo 47

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- ¿Te has dado cuenta de que, mientras más abras tu corazón, más dolerá cuando te lo rompan? No, cuando tú misma te lo rompas, porque no debes olvidar que todo esto es solo parte de un plan. No estás hecha para amar y ser amada, fuiste y estás hecha para terminar lo que alguna vez alguien más comenzó. ¿Quieres vengar a tu familia? ¿Hacer sufrir al culpable de que hayas tenido este destino? Si es así, entonces despierta y ve por la cabeza de Inuyasha.

..........

Definitivamente esa era su voz. Un tanto más madura que su voz actual, pero era suya.

Tomó asiento sobre las mantas donde había dormido la noche anterior. A su costado derecho se encontraba un vaso que contenía un líquido con un aspecto nada apetecible y de color verde, además de un aroma bastante fuerte. También había un plato con algo de frutas, suponía que alguien se lo había dejado creyendo que ella no saldría para desayunar con todos, cosa que quería que aún se creyera.

Apoyó una de las manos contra su cabeza y suspiró. Odiaba cuando aquello le pasaba y dejaba como secuela un dolor agudo, un pinchazo pequeño pero realmente molesto. Su mano cosquilleó al hacer un suave ademán para apartar uno de sus mechones de sus ojos, al observar la palma, era como si aún podía notar el pequeño rastro que había dejado la sacerdotisa cuando la había tocado. Tal vez no la había visto con sus propios ojos, pero la sensación era tal que imaginarlo resultaba bastante fácil ya que tenía memorizada la energía de cada uno de los seres que había conocido hasta el momento.

- Dakotsu, me alegro de que hayas despertado.

Allí, parada contra la puerta se encontraba la sacerdotisa. Con una mirada dulce y los labios ligeramente encorvados en una sonrisa amable, había pasado realmente mucho tiempo desde que había sentido la calidez de una simple expresión.

La joven pelinegra no respondió, miró sus manos y soltó un pequeño suspiro. En otra ocasión inocente hubiera preguntado qué había pasado, el porqué se sentía extraña, pero estaba segura que la mujer comenzaría a también hacer preguntas y era muy probable incluso que ya supiera las respuestas de las mismas.

- Kunai y Katana pasaron por aquí más temprano, preguntaron cómo estabas.

Eso realmente la sorprendió. Desde que había conocido a los gemelos lobo, no era como si hubieran mantenido mucha conversación, de hecho, solo un par de palabras antes de haberse desmayado y desperta en su cueva. ¿Sería posible que el jefe hubiera mandado a sus hijos para ver cómo seguía? Seguro que sí, por el numerito de aquella vez incluso más de uno debió de haberse extrañado.

- ¿Qué les dijo?.

Preguntó en un tono bajo ladeando la cabeza hacia el recipiente a un costado. No quería encontrarse con la mirada de la mujer.

- Les dije que dormías, que habías tenido una noche pesada.
Hizo una pausa para suspirar un poco.
poco.
- Dakotsu, anoche...

- Quisiera pedir disculpas por ser una carga, también pedirles que ya no cuiden de mi. Si mi destino es morir, ¿qué mejor manera que dejar que pase y ya no interferir?.
Elevó la mirada hacia Kagome interrumpiendo sus palabras, sus ojos oscuros emitían un pequeño brillo de decisión. La mayor también lo había visto y por un momento quedó sorprendida, tanto por sus palabras como por la determinación que había en la chica.

Dakotsu se puso de pie y calzó sus zapatos, al igual que acomodó su ropa y por encima de ésta la túnica oscura.

- Pero tú... ya no tienes familia y aún eres muy joven para estar sola.

Kagome trataba de hacerla entrar en razón aún si sabía que tal vez no conseguiría nada. Dakotsu ya estaba cruzando la puerta cuando se detuvo a mirarla.
- Solo iré a caminar un rato. Necesito pensar un poco ciertas cosas.

- ¿Y si nuevamente te enfermas?.
La detuvo la sacerdotisa, la chica solo negó un poco.

- Solo me ocurre cuando me canso mucho, no iré lejos.
Dicho esto, dejó sola a Kagome en la habitación. Dejándola con la mente hecha un torbellino de cosas que debió de haber preguntado o dicho para que la niña no se fuera. Pero aún si lo hubiese hecho, estaba segura de que no hubiera conseguido nada.

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