Capítulo 9

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El tiempo se había detenido; los pájaros habían interrumpido su vuelo, el agua del río quedó congelado como hielo, el sonido del viento había cesado, el corazón de Sakura había dejado de latir la leer aquellas palabras.

Tu hija fue concebida bajo el manto de la oscuridad, bajo el ala demoníaca...

Su pequeña y única hija. ¿Sería posible?.

Negó rápidamente y partió la hoja de papel en muchos pedazos. Tal vez un ser maligno no pudiera destruirlo, pero ella si podía.

Al llegar nuevamente a la aldea, observó a Dakotsu sentada al pie de su casa, observando a la nada.

- ¿Hija?...
Se sentó a su lado y observó su rostro de forma atenta. Ella seguía sin mirar a su madre, hundiéndose en sus pensamientos.

Cuando su madre la había dejado para ir hacia el monte, la chica fue a caminar un poco hacia el bosque; alguien la llamaba, pidiéndole ayuda.

- ¿Quién es?.
Había dicho ella. Pero la voz no devolvió la respuesta, simplemente observó un enjambre de insectos volar hacia ella; corrió del bosque y volvió a la aldea a sentarse ante su casa y tratar de asimilar lo que había ocurrido, era raro en verdad.

- ¿Eh?.
Derivó la mirada hacia su madre, la cual se mostraba preocupada por que su hija no le respondía.
- Ehm... Nada, sólo te estaba esperando.

- Esperándome, a mi?.
Su madre no sabía de lo que ella quería hablarle, no tenía mucho sentido. ¿Había ocurrido algo importante?.
- Dakotsu, estas bien?.

- Si, estoy bien madre. Sólo que... Aún no puedo entender el por qué la abuela se fue, la extraño.
Sintió como su madre la rodeaba con los brazos, sollozando levemente.

Sakura también la extrañaba y la mención de su madre la había puesto muy sensible, más aún ahora cuando encontró uno de sus secretos.

- No te preocupes madre; prometo que la cuidaré y mientras aún no se vaya. Daré a Dakotsu, nos daré a ambas, los mejores momentos de nuestras vidas.
Pensó ella acariciando el largo y oscuro pelo de su hija. Ella realmente la amaba y ahora que sabía que su tiempo con ella no sería muy largo, haría todo lo que fuera para que ambas fueran felices. Antes de que la oscuridad consuma por completo el cuerpo de la niña.

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