Capítulo 5

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Lentamente, levantó la vista y se sorprendió al ver a un hombre con largo  cabello negro trenzado; sumamente oscuro al igual que sus ojos pero con un ligero toque de azul, sosteniendo la mano de quien quería asesinarla.
- No, Suikotsu. Ella no.

El mencionado bajó el brazo y retrocedió. Seguidamente, cinco hombres más aparecieron a su lado.

- Está bien, levántate Akira.
Estiró la mano hacia su dirección, pero ella no la tomó.

- ¿Porqué lo hizo?.
Dijo ella con la voz levemente rota.
- ¿Porqué mataron a mi hermano?! Él era sólo un niño! ¿Porqué no me mataron a mi?!.

Seguía de rodillas escondiendo su rostro en sus manos, él era su único hermano; su única familia y ahora ya no estaba.

- ¿Estás seguro que esta es la chiquilla que buscamos?.

- Silencio Jakotsu. Si Bankotsu decidió acercarse a ella, es por algo.

- Pero hermano Renkotsu, no la ves? Desde mi punto de vista es como cualquier otra persona en esta miserable aldea.

- Cállense los dos! No estoy de humor para aguantar sus peleas.
Naraku me mostró la apariencia de la mujer que buscamos, jamás me equivocaría. O acaso, ¿alguno duda de mi?!.
La voz de Bankotsu hizo que cualquier palabra que alguno de los demás quieran decir, se ocultaran en lo más profundo de sus gargantas. Ése era el efecto que él tenía.

- Si me disculpas hermano, iré junto a Ginkotsu, Mukotsu y Kiokotsu. De seguro necesitan mi ayuda.
Renkotsu dió media vuelta y se retiró rumbo a la aldea, dejando a sus dos hermanos junto a la joven Akira.

- Muy bien niña, tu vendrás con nosotros.
Jakostu la tomó sobre sus hombros y la llevaron hasta la cima del monte Dākugurō, donde tenían planeado para ella algo realmente atroz.

- Jakostu ¿Tienes el frasco?.

- ¿Por quién me tomas, hermano? Claro que lo tengo.
Sin soltar a la joven, sacó de entre sus prendas un pequeño frasco y se lo lanzó a su hermano.

- ¿Qué es eso?.
Akira estaba asustada. No tenía idea de lo que ocurría. Quedó de rodillas mirando a ambos cuando la soltaron; no tenía fuerzas para correr y escapar.

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