Capítulo 4

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Aquel monte tenía una historia que Akira se llevó a la tumba, ella era la única que sabía lo que ocurrió años atrás; el guardar aquel secreto por tanto tiempo la llevó a su propio fin.

Muchos años atrás...

La aldea había despertado con un incendio; gritos de mujeres, niños y el crepitar de las chosas causaron que todo el mundo salieran y comenzaran a huir lejos de aquel infierno.

Akira, quien en ese entonces tenía 17 años, tomó a su hermano pequeño del brazo y corrieron fuera de su hogar; hacia el campo a ocultarse al pie del monte Dākugurō.

- Espera aquí. No te muevas, enseguida vuelvo.
Besó a su hermano en la frente y lo dejó allí oculto, mientras ella rodeaba aquel monte observando si alguien los había seguido.

Unos gritos espantosos llamaron su atención, al igual que una fuerte risa masculina.
Al volver al lugar se encontró con un hombre que a simple vista, parecía que tenía garras de acero en vez de manos.

- ¿Miren qué tenemos aquí?.
La voz del hombre hizo que la piel de Akira se erizara por completo; bajó la vista levemente y se encontró con lo que más temía, el cuerpo de su hermano yacía con una gran herida de cuatro aberturas. Él lo había hecho.

- ¿Quién te crees que eres, como pudiste hacerle eso a mi hermano?!.
Ella corrió hacia él y lo golpeó en el estómago, esto solo hizo que aquel monstruo riera y la tirara al suelo.

- Si que eres una molestia. Será mejor que acompañes a tu querido hermano.
Levantó la mano dejando que el sol iluminase sus afiladas cuchillas; Akira lo único que podía hacer era esperar los profundos cortes de las dagas en su piel. Las cuales nunca llegaron.

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