La 8va

Capítulo 32

"Lo más gracioso de esperar algo es que nunca sabes en qué forma llegará"

El agua bajaba por su garganta y por primera vez desde que había despertado, la chica sintió su cuerpo volver a la vida. Había pedido encontrar el motivo por el cual su cuerpo le pedía a gritos un poco de aquella agua, que al probarla, sintió un despertar lo suficientemente fuerte como si sus aguas la hubieran bañado por completo.

- Dakotsu...Dakotsu...

La voz era suave, como si de una pequeña niña se tratase.

- Dakotsu...

La chica se puso de pie observando a sus alrededores, donde lo único que podía vislumbrar era el bosque y el manantial donde había bebido anteriormente.
- ¿Dónde estás?

La voz le era lo suficientemente familiar como para no tener miedo. Sentía que necesitaba encontrar a la dueña de aquella voz o de lo contrario creería que estaba perdiendo poco a poco la cordura.

Sus pies la guiaron hacia el agua, dejando que esta llegara hasta sus rodillas donde al dar un paso más hacia su profundidad, una punzada de dolor se extendió por todo su pie. Un leve gemido escapó de sus labios y observó como su sangre coloreaba el cristalino líquido, el agua comenzó a burbujear un pequeño torbellino apareció ante sus ojos, eso la hizo retroceder y volver a tierra, donde observó que la causante de su dolor en el pie era un pequeño fragmento de un espejo roto.

- Dakotsu...

La voz era mucho más clara ahora y al levantar la vista, observó de quien se trataba; apariencia blanca y tierna cuán cala recién florecida, ojos vacíos pero a la vez expectantes a la reacción de la pelinegra, en sus manos, otro fragmento de un espejo.

Ella necesitaba respuestas a miles de preguntas que poseía... ¿dónde más había visto a aquella extraña que se le hacía tan familiar? ¿Porqué había venido a por ella? ¿Cómo sabía su nombre?.

- ¿Quién eres?.
Preguntó la chica a la niña que aún la observaba, principalmente su mirada estaba sobre el pie de Dakotsu, el cual seguía sangrando a causa de la herida a pesar de que el pequeño fragmento ya había sido extraído.

Sin emitir respuesta alguna, la albina caminó hacia ella y tomó la pieza que aún poseía aquel liquido carmesí y lo adjuntó al otro fragmento que poseía en una de sus manos. Solo eran dos pequeñas piezas de un rompecabezas en forma de espejo, pero aquellas dos insignificantes partes y más la sangre de Dakotsu, el espejo comenzó a aparecer parte por parte como si de una ilusión se tratase.

- ¿Quién eres?.
Repitió la chica y la niña con el espejo completo en mano elevó la mirada hacia ella.

Sus ojos vacíos se quedaron unos segundos en Dakotsu y luego cortó los últimos pasos que la separaban de ella.
- Mi nombre es Kanna.