Capítulo 20

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- Dakotsu...

La niña se removía incómoda en su cama, estaba teniendo nuevamente aquellos sueños donde aquel ser de pelo largo y ojos rojos la miraba con una sonrisa malvada.

- Dakotsu...

Sin más poder evitarlo, la aludida abrió los ojos y se sorprendió al ver en donde se encontraba. Ésta no era su habitación, estaba en una especie de bosque.

Un gemido ahogado golpeó su garganta y el pánico la inundó. ¿Dónde estaba?.

- ¿Porqué sigues atormentandome? ¿Qué te he hecho Naraku? Yo solo quería ser una niña normal como las demás, sin embargo tuviste que darme esta vida; una vida con condiciones, con sueños limitados.
Los sollozos de Dakotsu no evitaban que ella dijera todo lo que tenía en su interior, a leguas se notaba que ella estaba sufriendo. Estaba asustada.

- Dakotsu, ¿Acaso no te das cuenta? Tienes un poder realmente asombroso, uno que va más allá de mi anhelo. Desde un principio mi intención fue que yo estaría en tu lugar pero, las cosas no salieron como yo esperaba.
Una sonrisa de lado apareció en su rostro, pero en ella se notaba que la molestia llenaba de un carmesí más oscuro sus ojos.

Después de todo, las cosas no habían salido como el malvado de Naraku hubiera querido. Su intención siempre había sido que su reencarnación tuviera su propia conciencia, su propio pensar. Pero con Dakotsu las cosas se estaban poniendo realmente difíciles, la niña no tenía ni la más remota idea de lo que él quería.

- Déjame en paz.
Dicho esto, del interior de la niña brotó un brillo extraño. Uno que jamás ella había visto antes.

- La Perla de Shikon.
Pensaron ambos al mismo tiempo.

La Perla no quería ser dominada, Dakotsu no quería ser dominada. Esto solo hacía que Naraku odiara cada vez más el día en que decidió dejar que Kanna y Kagura se encargaran de realizar el ritual.

Naraku podía vagar por los pensamientos de Dakotsu, pero no para siempre. Una vez que la niña cumpla con la edad acordada, él desaparecería.

La última misión de Naraku antes de desaparecer para siempre era entrenar a Dakotsu, sino, ella sería todo lo opuesto a lo que él tenía en planes. En el fondo sabía que era difícil, solo quedaba un año y tenía que asegurarse de que cuando todo termine - y se refiere a todo- el Hanyou estuviera muerto al igual que sus amigos.

Necesitaría ayuda, una ayuda que no sean las incompetentes Kanna y Kagura para entrenarla como se debe. Necesitaba a los 7 Guerreros.

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