Todo pasó tan rápido, como un huracán llegando sin previo aviso...
¿Porqué la oscuridad después de haber creído que sería merecedor de la luz?.
¿Porqué luz después de haber creído que la oscuridad sería lo que vería hasta que el mundo dejase de existir?.
A veces creemos que tocar fondo será lo último, pero lo único que nos queda, es volver a subir.
- ¡Dakotsu!.
Bankotsu llegó justo a tiempo cuando la chica comenzaba a retorcerse en el suelo, intentando alejarse lo más que podía de Kagome. Quien, como pudo, se acercó a donde se encontraba Inuyasha tendido en el suelo con una gran herida en el pecho.- ¡Déjame! No necesito que nadie me ayude.
Tras oír aquello, Bankotsu se preguntó si se trataba de la chica o aquel monstruo hablando.
Intentó alcanzar la flecha en su cuello, pero su poder era tal que parecía haberse adherido a su piel. Imposible de quitar.- ¿Qué crees que estás haciendo? ¡ella es mía!.
Una voz bestial salió de aquellos labios. Sus orbes estaban abiertos en pares mientras miraba hacia el suelo. Su cuerpo en forma de ovillo sobre la tierra hacía dar un aire de que se encontraba sufriendo. Bankotsu estaba confundido.- Está teniendo una batalla interna.
Mencionó de repente Kagome. El Guerrero volteó hacia ella, sus ojos estaban hinchados y sus mejillas húmedas por las lágrimas.
- Hasta hace unos momentos, ella estaba atrapada en lo más oscuro de su propio corazón, mientras que Naraku aprovechó aquello para controlar su cuerpo completamente haciéndolo desde su mente.Miroku llegó unos momentos después, pero justo a tiempo para oír lo que la sacerdotisa había dicho, comprendiendo la situación.
- Existen canales que conectan el corazón y el cerebro de distintas formas, haciendo que trabajen al mismo tiempo y en la misma dirección. Sin embargo, aquella flecha tocó un punto vital entre ambos.- Creando una separación entre su mente y corazón.
Concluyó Bankotsu luego de comprender a lo que iba aquello. Ahora, todo dependía de la lucha interna al que Dakotsu se enfrentaba.Los gritos no cesaron. Eran como una montaña rusa, algunos más altos que otros mientras que de vez en cuando solo se trataban de simples suspiros.
Ya había pasado como media hora. Miroku había traído algunas hierbas de una aldea cercana para crear un ungüento con la intención de calmar el dolor de Inuyasha, pero parecía que su cuerpo lo rechazaba a toda costa.
- No quiero dejar a Inuyasha sufriendo solo...
Dijo la sacerdotisa entre lágrimas, apretando uno de sus puños contra la túnica roja del hanyo.
- Pero tampoco quiero dejar a Dakotsu.Todos voltearon hacia la chica, quien ya no parecía retorcerse, pero aún podía verse el cómo sus cejas se arrugaban ante el dolor. Bankotsu se encontraba sentado en el suelo, sosteniendo el cuerpo de la chica mientras que ésta pareció derramar una lágrima en ese preciso momento.
Renkotsu y Suikotsu llegaron en ese momento, observando desde debajo de un árbol cercano para no tener que meterse en el asunto. Bankotsu ladeó la cabeza hacia ellos... eran los últimos... solo quedaban ellos tres.
Dakotsu soltó un fuerte jadeo, lo que sorprendió al Guerrero. Sus párpados parecían moverse, al parecer quería despertar.
Bankotsu la dejó suavemente en el suelo. No quería ser la primera persona a quien viera, después de todo, tampoco tendría el porqué serlo. Así que tras asegurarse de que quedara tumbada a modo de que la flecha no estuviera presionada por su cuerpo, se alejó del sitio, rumbo hacia donde los demás guerreros esperaban.
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La 8va
Fanfiction7 Guerreros. 1 Secreto. 1 Vida Falsa. 1 Chica. 1 Destino. Al abrir los ojos, te das cuenta de que tu vida no se basaba en lo que creías. A lo largo de tu vida, te han hecho creer algo que no es. El destino te lleva lejos, a encontrar para qué fuiste...