Capítulo 55

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- Es bueno volver a verte, hermana.

Kagura se encontraba allí, con una perfecta sonrisa en sus labios a la par que su abanico jugueteaba entre sus manos sobre su rostro. En ningún momento desvió la mirada hacia la pálida joven de cabellos oscuros que yacía tirada en el suelo, mucho menos en la chica lobo que estaba más allá. Cerró los ojos por unos momentos y aspiró profundo, llenando sus pulmones de aquel aire de montaña... con la diferencia de que su nariz se arrugó rápidamente cuando llegó a ella el aroma a quemado y sangre. Observó a la albina un tanto molesta, pero ella ya no le prestaba atención, ahora intentaba despertar a Dakotsu a la par que se arrodilla y colocaba la cabeza de la misma sobre sus piernas.

- Así que... una niña. Una demasiado joven e inexperta a mi parecer.
No necesitó dar un paso más, desde allí aspiró el aroma de Dakotsu para seguidamente abanicar ligeramente su rostro.
- Y hasta tiene su aroma. Era de esperarse.

Y así sin más, Kagura dio media vuelta para observar el caos en el que había caído el pueblo de los lobos. Al principio le sorprendió lo que sus ojos encontraron, una destrucción que podría o no haberlo hecho ella con sus propias manos, pero que aún así era la culpable de todo. Ladeó un poco la cabeza para poder mirarla, la niña estaba más pálida que antes y una de las manos de Kanna se había colocado sobre su frente.

- Ha vuelto a tener fiebre.
Mencionó en un tono de voz ligero, sin emociones, pero Kagura notó un casi imperceptible tono de preocupación. Se preguntó el motivo exacto, el cómo la albina era capa de sentir aquello por la joven.

- Me sorprendería si no. Es demasiado joven como para mantener a raya los poderes de Naraku, deberías dejarla morir allí mismo y no volverla una carga para nosotras.
Hizo una pausa, pensando en el momento exacto cuando ambas habían comenzado a preparar todo para que aquello pudiera hacerse realidad. En aquel momento, lo habían hecho por una orden y tal vez por temor, ahora ya no estaban ligadas a ese ser. Ya no eran extensiones como tal, ahora ambas poseían un alma en su interior.
- Naraku desapareció y con él el deseo de despertar a los 7 guerreros en esta nueva era, sin esta niña, nosotras somos libres, Kanna. ¿Qué no lo entiendes?. Esta niña tal vez tenga ahora su aroma y sus poderes, pero él quería reencarnar completamente y volver a este mundo en otro cuerpo, el cuerpo de esta criatura. Pero sus planes se arruinaron en el momento que decidimos utilizar a una bebé antes de un niño, él jamás volverá y nosotras jamás volveremos a él. Ahora decide, ¿vienes conmigo?.

Ya para cuando el discurso de Kagura fue concluido, una gran pluma apareció a un costado de ella. Kanna mantenía la mirada fija en la joven que tenía delante, la cual tenía los ojos ligeramente apretados y las mejillas sonrojadas, unas pequeñas gotas de sudor bajaban por su frente.

- Ella no es Naraku. Pero si algo le pasa, nosotras nos volveremos polvo.
No necesitó decir nada más, con tales simples palabras Kagura pudo comprender lo que su contraria mencionaba. Eso realmente la puso molesta, incluso a pesar de todo, incluso a pesar de que el ritual no hubiera salido de la manera en que aquel ser maligno quería, incluso... incluso así seguirían siendo una marioneta. Jadeó ante la revelación ante sus ojos. Incluso así, Kanna...
- Le tienes afecto.

Era más una afirmación que una pregunta.

La perla había hecho de las suyas una vez más antes de desaparecer, concediendo el deseo correcto y aprovechándose de otro deseo para cumplirlo a su manera. El egoísmo de las personas llegaban mucho más allá de lo inimaginable, ambas sabían eso, y ahora por culpa de aquel deseo egoísta, la joya había sacado provecho para volver, pero esta vez en una forma humana.

Kanna no respondió, simplemente permaneció en silencio dirigiendo la mirada hacia su hermana. Sus facciones seguían igual de serias que siempre, su respiración era tranquila y ahora una de sus manos descansaba sobre la cabeza de la pelinegra.
- Necesito que consigas los restos de Mukotsu. Inuyasha y Kagome están aquí, así que podrás conseguirlo sin problemas.
No mencionó nada más, ni siquiera en donde exactamente podría conseguirlo. Kagura tampoco hizo preguntas, en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en camino a la aldea. Mientras, Kanna seguía observando a Dakotsu, pensando en lo que había dicho la mayor.
- Le tienes afecto...

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