Capítulo 63

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- ¡Más te vale que corras, niña! Bankotsu no amaneció de buen humor hoy.
El grito divertido de Jakotsu llegó hasta donde la pelinegra se encontraba corriendo, huyendo y esquivando los ataques de Bankotsu.

- Si no quieres acompañarlos, mejor cállate.
Mencionó Kagura cruzándose de brazos mientras que sus ojos observaban todo desde el aire. Donde estaba acompañada de Renkotsu y Jakotsu sobre la gran pluma blanca.

- Honestamente, quisiera acompañarlos.
Le respondió Jakotsu con una pequeña sonrisa. Estaba por mencionar algo más, pero Renkotsu lo empujó haciendo que cayera de manera brusca hasta el suelo, desde aproximadamente 10 metros en el aire.

- ¡Aaaahhhh! Eso dolió!.
Exclamó luego de haber caído de cara sobre la tierra. Se puso de pie observando el agujero que había dejado su cuerpo y presionó su nariz.
- No porque no pueda morir fácilmente, quiere decir que no me duela...

Tan pronto se puso de pie, un fuerte golpe en la espalda lo tiró nuevamente a tierra, justo sobre el mismo sitio donde había caído. Dakotsu había pasado corriendo y tras no poder detenerse, había pasado sobre él.
- ¿Pero qué...?
No logró terminar la frase, nada más imaginaba lo mucho que le gritaría a Bankotsu por también pasarlo por encima.
- ¡Juro que me vengaré! También de ustedes!
Ante lo último, apuntó hacia donde Renkotsu junto a Kagura observaban todo de manera divertida.

Mientras tanto, Bankotsu seguía persiguiendo a Dakotsu. Lanzándole algunos ataques directos con su arma a la par que ella lo esquivaba, aunque, aún así había conseguido un par de cortadas.

- ¿Cómo se supone que aprendas algo si sólo escapas?.
Dijo el chico tras volver a atacar. La hoja del Banryu chocó contra la tierra tras que la chica lo hubiera esquivado, causando así una fisura en la misma que fue capaz de levantar algo de polvo y más tierra a su paso. Eso hizo que Dakotsu girara por inercia, haciéndola blanco fácil para Bankotsu. Éste sonrió con malicia.
- Ya te tengo.

El filo de la hoja relució debajo de los rayos del sol al mismo tiempo que en un movimiento veloz, fue arremetido contra la chica que no pudo ni siquiera moverse para poder esquivar aquel ataque sorpresivo por parte de Bankotsu.

•°•°•°•°

Dakotsu se sentía bastante confundida, sorprendida, emocionada, no sabría ni siquiera decirlo con exactitud. Aquellas esferas luminosas le habían dicho que eran sus extensiones, suyas, eso hizo que su corazón latiera rápidamente. Pero la cuestión más curiosa ahora era, ¿qué es lo que habían?.

- ¿Cómo se llaman?.
Preguntó luego de unos segundos. Los que se encontraban a su alrededor la miraban como si ellos supieran algo y ella estuviera haciendo el ridículo preguntando eso. No le importó.

- Bueno. Ya que fuimos creados involuntariamente, no tenemos nombres ni formas exactas.
Dijo la esfera de color roja parpadeando un poco mientras hablaba.

- Pero lo que sí tenemos defido es lo que podemos hacer. Yo puedo poseer cualquier cuerpo; ya sea vivo o muerto, ya sea solo un objeto. Puedo movilizarlo de acuerdo a mi voluntad, pero solo su cuerpo.
Aportó la esfera azul. Seguidamente comenzó a flotar alrededor de la esfera roja y parpadeó.
- Ella puede poseer la mente de las personas. O crear una si se trata de un objeto no vivo. En síntesis, tiene acceso a su mente y puede hacer una réplica exacta cuando se trata de hacerlos hablar, ya que, si se trata de una persona, ésta solo puede actuar como espectador.

- Y si nos fusionados en un cuerpo. Podemos movilizarlo y tener acceso a todo lo que él conlleva, incluso recuerdos, carácter, todo.
Dijeron ambos al unísono. Dakotsu se sorprendió un poco y asintió ante aquellas palabras.

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