Capítulo 72

18 2 1
                                    

- Dakotsu se ha ido a dormir. Espero que no la extrañen.
Su voz, sus facciones. Pero, ¿dónde había quedado aquel toque que ella emanaba a pesar de todo?.

Los 7 guerreros la miraron de arriba a abajo. Sus prendas habían cambiado a una especie de vestido negro con un lazo cruzado bajo el cuello. ¿Realmente era ella?.

La chica dio unos pasos más y sus pies se detuvieron justo sobre los fragmentos del medallón, o lo que fue alguna vez, el cual se volvió polvo ante el contacto.

- Una vez más, nos volvemos a ver. Ahora, tenemos cosas pendientes.
Elevó una mano e indicó hacia donde los demonios se reunían y sonrió ante la mirada aún silenciosa de los guerreros a su alrededor.

Los demonios seguían luchando contra los exterminadores, pero ahora, otro grupo de ellos comenzó a bajar sobre el bosque, metiéndose entre los árboles y creando una oleada de cuerpos flotantes con tal de generar un mecanismo para llevar a los que estaban dentro, hacia el claro donde los demás se encontraban.

- Los exterminadores no serán un problema. Dejenselos a los demonios, pero si alguno decide meterse, encárguense. También quiero a esos lobos fuera del camino.
Su voz se ensombreció y su mirada carmesí brilló ante la expectativa.
- Yo me encargaré del hanyo y la sacerdotisa.

De repente, notó una presencia más entre los exterminadores... Kohaku. Era de esperarse que también vendría.

........

Kohaku notó como los vellos de su cuello se erizaban, como si estuviesen hablando de él. Eso lo inquietó un poco al mismo tiempo que observaba a las gemelas luchar contra algunos demonios.

- Mika, Maki. Acompañen a su padre.
Ambas asintieron y Kirara las llevó hasta el bosque, donde observaron a algunos demonios recorrer los troncos de los árboles con tal de alcanzar a su padre y sus amigos, los cuales hacían todo para defenderse, pero en el trayecto, parecían ser llevados a propósito fuera del bosque.

- ¡Padre!.
Exclamó Mika siendo la primera en lanzarse desde el lomo de Kirara, aterrizando sobre el de un demonio al cual apuñaló con su espada.

En cambio, Maki aterrizó con Kirara cerca de su padre justo a tiempo antes de que uno de los demonios pudiera alcanzarlo.
- ¿Están bien?.

Miroku sólo observó a sus hijas cuando ambas estuvieron delante suyo.
- ¿De dónde consiguieron esas armas?.
Mirando entre ambas, la primera trató de esconder su arma detrás de su cuerpo al mismo tiempo que la otra sujetaba de manera firme su naginata.
- Se suponía que ustedes se encargarían de las labores correspondientes a unas señoritas.

Tan pronto el monje terminó de hablar, la oleada de demonios comenzó a acrecentarse a la par que el grupo junto a las recién llegadas corrían rumbo fuera del bosque.

.......

- Padre. ¿Estuvo bien dejar a mamá sola?. Puede ser un poco... impredecible.
Mencionó Kunai en plena lucha, donde esquivaba y al mismo tiempo atacaba a cualquier enemigo que se les cruzara en frente. En una de esas, casi golpea a Inuyasha creyendo que iba hacia él a atacarlo.

- ¡Oye! ¡Niño! ¡Fíjate a donde apuntas!.
Se había quejado el Albino, sin embargo, eso le costó unos cuantos segundos donde unos demonios aprovecharon para lanzarse contra él. Si no hubiera sido por Kouga, quien de paso aprovechó la ocasión para lanzarlo unos cuantos metros contra un árbol, lo hubieran alcanzado.

- No me agradezcas, bestia.
Se mofó el lobo mirándolo. Kunai no hizo más que rodar los ojos al mismo tiempo que Kagome lanzaba flechas a los atacantes. Pero eso nada más duró unos cuantos segundos hasta que la iluminación del claro le dio una vista completa del escenario, y en especial de las personas que se encontraban allí.

La 8vaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora