Alto ahí, gatito [+18]

9.- Apagón

Más tarde llegó la pizza y pudieron comer mientras cada uno hacia sus cosas, Killua jugaba con cualquier objeto del apartamento y tú trabajabas en línea.

Al atardecer tenías planeado salir a caminar pero había dos cosas que lo impedían, tu nuevo compañero de habitación y una tormenta eléctrica que se extendió hasta el anochecer.

— Genial, con lo que me encantan los truenos. — dijiste sarcástica cerrando las persianas de la ventana.

— ¿Te dan miedo? la probabilidad de que un rayo te caiga es una en un millón.

— No me da miedo que me caiga a mí, lo que me da miedo es que provoque un... — tu mala suerte había aumentado últimamente, lo suficiente para gritar de miedo una vez que el edificio quedó en total oscuridad gracias a un desafortunado y preciso rayo— ¡APAGÓN! ¡¡AAAH!!

Sin velas, laptop descargada y celular sin lámpara lo suficientemente brillosa escuchabas a los vecinos saliendo de sus departamentos y hablando entre ellos en los pasillos, te daba miedo salir porque encima los vientos de tormenta eran muy fuertes y las ventanas temblaban aumentando tu ansiedad. Eso te pasa por rentar en barrio barato.

Killua tenía una excelente visión en la oscuridad, por lo que no le importaba estar a oscuras, pero tú te aferraste a las patas de una silla como si eso ayudara de mucho.

— Hey, ¿estás bien? — Killua asomó la cabeza bajo la silla buscando tus ojos, te veías asustada, era la primera vez que aquél chico veía a alguien sufrir tanto durante una "simple lluvia".

— Cuando era niña, las tormentas siempre causaban apagones en mi zona, no podíamos ver nada y la lluvia empeoraba todo, estar atrapada en la oscuridad me aterraba y mi madre siempre tenía una linterna cerca o una vela, eso era lo único que me mantenía tranquila, una fuente de luz. — explicaste tratando de distraerte de la oscuridad, apenas notabas las manos ajenas frente a ti, no tenías idea de lo que estabas por ver.

— Una fuente de luz, ya veo. — comprendió Killua encendiendo un destello cegador en todo su cuerpo, illuminando intensamente cada rincón del apartamento — ¿algo como esto?

— ¡¡¿QUE CARAJO?!! — Gritaste con todo el aire de tus pulmones — ¡¿Qué mierda le pasa a tu cuerpo?! ¡¡¡eres una maldita linterna humana!!! ¡¡Aaaaah!!! — le ibas a dar con la silla.

— ¡Mira el lado bueno!— sonrió el albino resplandeciente — eres la única del edificio con luz.

Tu habitación parecía un faro en medio de la penumbra. Si querías llamar la atención de dios, lo lograste.

Aún así, le diste con la silla.