Te recorrió un escalofrío por todo el cuerpo cuando oíste esa última palabra, ¿comenzar? calmado, amigo, ¿no quieres un café?
Como suponías, tu mal pensamiento al ver su lengua salivando excitado sobre tu vientre se hizo real. Se abrazó a tus piernas e introdujo de a poco su lengua entre ellas recorriendo tu recién desvirgada flor como una clase de tortura o juego.
— ¡Mmgh! ahí no... ¡espera! — protestaste inclinandote hacía adelante para terminar paralizada al sentir placer nuevamente, un cosquilleo irresistible que volvía a humedecerte.
Killua se aseguraba de lamer delicadamente, tomándose el tiempo de detenerse y tocar el clítoris con sus dedos provocándote quejidos de placer.
— ¿Aún duele? — preguntó antes de continuar.
No te diste cuenta el momento en que habías llorado, tenías lágrimas rodando sobre las mejillas, seguro que había dolido desde que penetró hasta el límite, sin embargo, Killua lograba hacer que ese dolor fuera superado por la belleza de sus movimientos.
Su cabello blanco revuelto y su apariencia fuerte le daban la fortuna de verse sexy, tan irresistible que no habría manera de negarse. Aunque fuera incansable y agresivo, ya que en esa condición vulnerable donde te tenía, no te convendría ser su enemiga.
— U...un p...poco... — titubeaste sonrojada presionando los párpados con fuerza tratando de mitigar las ganas de... — ¡¡¡Aaaaah!!! — gritar.
Metió tan profundo la lengua moviéndose a propósito dentro que ganó el dominio total de tu punto más sensible. Mordiste la almohada más cercana frunciendo las cejas y rogando no tener otro orgasmo en su boca.
Apenas te alcanzaba el aliento para jadear incontrolablemente moviendo tus caderas en un fallido intento de liberarte.
Él aún tenía el atrevimiento de alcanzar tus senos con sus dedos húmedos haciéndote estremecer a tal punto que tus ojos lagrimeaban, llegando al límite por segunda ocasión liberando un gemido que rogaba el final definitivo.
Por fin, aquél poseedor de tu cuerpo entendió el mensaje y te abrazó por la cintura recostando su cabeza sobre tu hombro derecho.
— Me las vas a pagar. — Susurró antes de quedarse dormido en esa posición.
Era alguna manera de perdonarte por finalizar antes que él. Ni siquiera querías moverte, no podías, seguías procesando lo que acababa de ocurrir.
— Ay dios... voy a tener gatitos...
Nunca puedes dejar de decir boludeces en el momento menos indicado.
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Alto ahí, gatito [+18]
FanfictionNo te tomas nada en serio, ni siquiera cuando te encuentras frente a frente con un asesino profesional. ¿Podrás ganarte su corazón o arruinaras todo como es tu costumbre? Deja de tener miedo a enamorarte, quizás esta vez sea tu turno de ser felíz. ...