25.- No más juegos

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Gracias al cielo, Killua bromeaba acerca del barco pesquero, unos minutos después llegó el crucero al que abordaron rumbo a un viaje por el océano que duraría una semana.

— No me voy a disculpar por el golpe, te lo merecías. — lo regañaste por mentiroso mientras acomodabas tu maleta dentro de la suit matrimonial que Killua reservó.

— Me hubiera gustado verte sostener una caña. — siguió burlándose siguiéndote por detrás con las manos detrás de la cabeza. — la mía.

— Sigue de chistosito y duermes en el pasillo. — contestaste al entender el albur.

— ¡Pero yo pagué los boletos! ¿no me merezco ni un beso? — hizo un puchero infantil provocándote un sonrojo repentino.

— Por favor, dime que no dijiste eso.

Te acorraló cerca de la cama haciendo que tus piernas flaquearan, ya no podías tenerlo tan cerca despues de la última vez, aún no se borraban las pequeñas marcas de sus labios en tu cuello y la tensión crecía con cada frase que salía de su imprudente e inquieta boca.

— ¿Tiene algo de malo que quiera besar a mi novia?

Te llamaba así de repente a pesar de que nunca volvió a preguntartelo.

— Killua, no somos novios. — aclaraste un tanto triste.

— Sí somos.

— No somos.

— Que sí.

— Que no.

— Ya pues, sí soy tu novia. — tampoco te ibas a hacer del rogar por mucho tiempo, lo intentaste soldada.

— ¡Sí! dios, eso fué muy difícil, estuve a punto de sacar mi arma secreta. — se alegró Killua suspirando de alivio.

— ¿Amenazas de muerte?

— S...no. — Sí, era capaz.

— Claaro. — más tarde que nunca comprendiste las consecuencias de tus palabras — Alto, ¿acabo de aceptar...

— Correcto. — Killua terminó de empujarte sobre la cama sosteniendo tus muñecas sobre tu cabeza para ahogarte durante un minuto con besos inquietos hasta tener que separarse para tomar aire — Acabas de aceptar ser mía.

Creer que aquello sería otro de sus juegos fué un error. Lo subestimaste olvidando por completo que su angelical rostro escondía intenciones oscuras.

Aunque le habías tomado mucho cariño, no tenías experiencia para soportar una relación "romántica", mucho menos con un asesino profesional.

— Si te duele mucho... — advirtió este, consiguiendo todo lo contrario a relajarte. — dímelo y lo haré más duro.

Buen viaje.

Alto ahí, gatito [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora