80.- No se metan con él

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—Justo cuando creí que mi vida no podía ser más dramática y desconcertante, sucede esto. —A mitad del discurso de aquella chica, ya dabas por sentado que tendrías que afrontar un nuevo arco de aventuras metida en un castillo artificial.

Aunque aquello pudo ser una experiencia de entrenamiento y aprendizaje, tu querido cónyugue no estaba de acuerdo.

Había esperado mucho tiempo planeando su preciada luna de miel y por más fuertes que fuesen sus enemigos, meterse con Killua era jugar con fuego en una habitación con fuga de gas.

—Contaré hasta 3 para que liberes a mi esposa. —Amenazó tajante con las garras ligeramente cortando el cuello de la chica mientras se transmitía la imagen por pantalla. —Uno... —comenzó la cuenta regresiva.

—¿C...cómo lograste salir? ¡nadie puede burlar mis espejismos! —se quejó nerviosa, chillando por su rápida derrota— ¡esta es mi dimensión de nen!

—Dos... —continuó Killua comenzando a deslizar sus uñas apuntando al corazón de la reina, quien apretaba su cetro, aparente siendo este el artefacto de control.

—¡No es justo! ¡este es mi territorio! ¡ustedes son mis juguetes! —gritó haciendo un berrinche de escándalo.

—Tres.

Cerraste los ojos al escucharlo llegar a ese número. Un asesino siempre cumple su palabra.

Era una lástima, empezabas a sentirte como una princesa, pero la caída del castillo te dejó de nuevo como la Cenicienta después de media noche.

—¿Qué hacía una niña en medio de un bosque jugando a las muñecas? —preguntaste una vez que estuvieron a salvo, aunque de nuevo bajo la nieve de esa zona desconocida.

—No era una niña. —contestó entregándote el vestido que la reina llevaba puesto— Algunos usuarios suelen usar sus habilidades para comprimir su edad, ella no tenía ninguna intención de dejarnos salir vivos.

—Esto tiene sangre... —murmuraste asqueada pero era eso o morir de frío— ¿dónde estamos?

—Lejos de nuestro hotel. —dijo molesto— Puede que tardemos en llegar pero estaremos bien.

—Killua, te están cazando, ¿no es así?

—¿Porqué piensas eso?

—Actúas como si ya te lo esperaras. Mataste a ese usuario rápidamente a pesar de que parecía difícil.

—Tengo muchos enemigos, es natural que quieran asesinarme debido a mi profesión. —excusó Killua sin dar más explicación.

—Supongo que tienes razón... —te diste cuenta de que no quería seguir el tema y no sabías qué más decir— emm... ¿no tienes frío? estás en ropa interior, tus pezones están duros.

—No me mires así, ¡pervertida! —se avergonzó cubriéndose el pecho con sus brazos.

—Ah, ¡¿yo soy la pervertida ahora?!

Alto ahí, gatito [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora