66.- No estás sola

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Llevaba años intentando formar una familia, los doctores le informaron que eso no sería posible y le sugirieron algunas opciones. Entre ellas, adopción.

Había un pequeño alejado de los demás y pensaron que ningún niño lo quería o que sufría por algo.

El personal tampoco dijo mucho sobre él, se limitaron a decir que era poco sociable y probablemente necesitaría paciencia.

Si tan sólo alguien les hubiese dicho que los niños lo evitaban porque le tenían miedo.

Lo llevaron a casa y le dieron todo lo que necesitaba, cariño, estudio, tecnología, buena escuela. Todo iba bien.

Hasta que naciste.
O eso pensó tu hermano.

Te odió desde antes de nacer y no era tu culpa. Tus padres habían adoptado a un sociopata de lo peor. Aparentaba ser un hijo modelo y cuando ellos se daban la vuelta, te miraba con desprecio.

Aunque intentaras acusarlo, tus padres no hacían nada al respecto y no entendías porqué, eras pequeña, vulnerable, no te escuchaban.

Incluso te echaron. Con sólo 16 años, te apoyaron sin remordimiento a que salieras de casa, creíste que nunca te habían amado y te prometiste no volver.

Lo que no sabías era que tus padres aceptaron tu propuesta porque pensaron que estarías mejor fuera de casa, ya que no tendrías que ser manipulada ni constantemente amenazada por ese chico. Al que seguían llamando hijo, por miedo.

El peor terror que atrofió tu vida era tu hermano adoptivo, un peligro que te arruinó la estabilidad mental y sin que lo supieras, también controlaba a tus padres, los amenazaba, los repudiaba y ellos, incapaces de deshacer todo el daño, temerosos de que te lastimara, accedieron a mantener esa faceta desinteresada.

La realidad era que desde el momento en que tu madre supo que vendrías al mundo, ya te amaba. Intentaron hacer que tu hermano comprendiera y te aceptara pero terminaron en el mismo abismo en el que tú caíste. Divididos entre el amor y el miedo.

Llegaron a la casa y miraron la puerta destrozada, entraron a toda prisa buscándote.

No te encontraron.
Ni encontraron a tu hermano.
Ni al gato.

Alto ahí, gatito [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora