43.- Un asesino en la fiesta

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El DJ, ambientador oficial del evento, siempre haciendo las mejor s presentaciones para llamar la atención del resto.

— ¡Atención gente! es un gran orgullo presentar al campeón de skate anual quien es el invitado especial en esta fiesta, ¡un gran aplauso y que se escuchen esos gritos para Killua Zoldyck!

El barullo no se hizo esperar en la multitud. Entre adolescentes descontrolados y adultos irresponsables se puede formar una de las fiestas más desastrosas, sumándole a eso que se encuentran en un crucero sin autoridades ni límites, consumiendo alcohol y drogas.

Killua había ido sin ti, sin embargo, nadie preguntaba por tu ausencia, esa era la cruel verdad, fuera de internet a nadie le importa tu vida.

— ¡Hey amigo! que buena competencia, felicidades, que grandioso que hayas dejado de ser asesino para cumplir tu sueño. — dijo un lamebotas de 17 años al que no nos importa darle un nombre entre docenas de fanáticos reunidos.

— Era obvio, además le gustó una chica súper corriente, el pobre no sabe ni escoger novia. — expresó sin miedo una chica de 15 evidentemente intoxicada.

El asesino bajó la cabeza para ocultar sus ojos furiosos por aquel comentario.

— Cálmate Killua — se dijo a sí mismo en mente — son adolescentes drogándose en una fiesta, dirán cualquier estupidez para divertirse. No reacciones.

— ¿Y la borreguita? no la trajo a la fiesta. — se burló la misma quinceañera de falda corta.

— Talvez le dió pena ajena que lo vean con ella después del ridículo que hizo.  — añadió la amiga de 16 con un vestido entallado que apenas cubría lo que debía para llamarse decente. — Me da lástima, como nunca ha tenido novia no sabe elegir.

— Oye, Zoldyck, ¿y tu chica? — preguntó un chico de 18 más alto que Killua, actuando como engreído.

— No pudo venir. — contestó él sin dar detalles.

— Qué lástima, de verdad, debes estar triste sin ella, qué tal si te tomas una de estas, te hará sentir mejor. — el primer chico le entregó una pastilla sin disimular lo que era, una droga fuerte capaz de enloquecer a cualquiera.

— Me duele tanto la cabeza con este ruido que podría tomar cualquier cosa — aceptó Killua tomando la pastilla — el problema es que...

— Anda, no digas nada y tómatela, todos nos divertimos, no es justo que el campeón esté deprimido en una fiesta en su honor. — insistió el de 18.

— Bien, gracias. — ahí se dió cuenta de que esos tipos, por mucho que estuvieran drogados, tramaban algo y no le quedó más que seguir el juego.

Fué arrastrado por el brazo con las otras dos chicas mientras los dos chicos secreteaban entre ellos.

— ¿Crees que habrán terminado? — preguntó el de 17.

— Su novia no estaba nada mal, me gustaría saber qué hay debajo de esa pijama. Algo bueno debe tener para que se fije en ella. — dijo el pervertido de 18.

— ¿Y si la asesinó? ¡vayamos a ver el cadáver! sé dónde se hospedan — invitó animado.

— Jaja sí, qué loco, vamos.

Ambos salieron de la fiesta con dirección a los dormitorios de lujo, llevando consigo algunos materiales para divertirse.

Alto ahí, gatito [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora