77.- Tipo de asesino

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— ¿Me estás amenazando? — confrontaste al chico apartando sus manos del corset — atrás pervertido, mi esposo es un Zoldyck, podría matarte de un zarpazo.

— Genial, debe ser el hombre perfecto.

— Si no fuera tan hormonal...

— ¡Oye! — se ofendió el hipócrita.

— No serías el Killua que conozco. — dijiste dándole un beso en la mejilla, calmando su calentura.

Se sentó a tu lado recargando su cabeza sobre tu hombro, jugueteando con tu cabello.

— Quería asustarte. — justificó inútilmente.

— Sí, como no. — le acariciaste la cabeza.

— Wow, pensé que sí te lo creerías.

— Casi me meo. — confesaste mirando a otro lado, haciendo reír al chico.

— Que te quede claro, jamás te obligaré — besó tu mano — pero no puedo prometer que no te dolerá.

— Ay, gracias, ya me siento mejor.

— ¿Ves? soy grandioso consolandote.

— Estaba siendo sarcástica. — aclaraste fingiendo molestia, pero Killua no le dió importancia, se abrazó a tu cintura dejando relucir su cuerpo a lo largo del asiento.

Si bien podrías haberle hecho cosquillas o tocar su piel, tenías el talento de arruinar momentos románticos más rápido que flash.

— Killua, lo que dijo el juez, sobre el entrenamiento para asesinos...

El cuerpo del chico se tensó de repente como una piedra, me caes mal, ¿porqué eres así? ya perdón, controlate narradora.

— ¿De verdad quieres tocar ese tema ahora?

— Me inquieta, un poquito... — insististe en saber más sobre aquello, así que no hubo más opción que adentrarte en detalles.

— Como ya eres oficialmente una Zoldyck, tienes que adaptarte a nuestras costumbres y sabes que todos somos asesinos, no igual de despiadados como Illumi, también hay inútiles como Milluki, pero los entrenamientos son obligatorios para todos, sin excepción.

— ¿Cómo son?

— Depende del tipo de asesina que seas.

— ¿Tipo de asesina?

— Cuando mataste a esos tipos, ¿cómo te sentiste?

— Aliviada pero... muy aterrada y culpable.

Killua se quedó pensativo un par de segundos.

— Fué un asesinato por defensa propia, así que no cuenta.

— ¿Cómo que no cuenta? — te molestaste — o sea, según usted, jóven ilustre ¿cómo se define la palabra matar?

— Relájate, me refiero a que no cuenta para definir tu entrenamiento, tendrías que estar en un peligro constante para estimular tu instinto y eso no... no me gusta.

— Entonces sí se puede.

— ¡No! ¡no se puede! — se incorporó mirándote a los ojos — Implica un riesgo muy alto, no hay un entrenamiento más doloroso que ese, ¡no te lo permitiré!

— ¿Cómo sabes? tú sólo matas y matas ¡¿cuando has sido una víctima a punto de morir?! — subiste la voz en desacuerdo con él. Mira el lado bueno, es tu primera discusión matrimonial.

— ¡Siempre! — igualó el tono con una expresión desconsolada.

— ¿Qué?

— Desde que tengo memoria, mi entrenamiento fué a base de torturas, de ponerme en constante peligro de muerte, Illumi se vió en la necesidad de controlarme y mantenerme aterrado por mucho tiempo, cuando por fin pude liberarme, escapé y recuperé el valor, pero luego volví a tener miedo.

— ¿Porqué?

— Te conocí. — respondió apartando la vista — no quiero que te pase nada, yo me haré cargo de ti, no tienes que tomar el entrenamiento.

— Hey, está bien — dijiste tratando de calmarlo — la verdad es que yo ya...

Hizo una señal con la mano para que guardaras silencio, no entendiste al instante, pero tras un segundo escuchaste lo mismo que él.

Un proyectil acercándose peligrosamente desde tierra atravesó el frente del jet, haciendo que este cayera en picada.

No hubo tiempo de decir una palabra, Killua reaccionó de inmediato y te sacó de ahí saltando desde esa altura justo a tiempo, antes de que la otra parte del jet fuera pulverizada por otro ataque.

Te abrazaste a él con todas tus fuerzas mientras veías la superficie cada vez más cerca, cerraste los ojos esperando el impacto.

Un frío tormentoso te llenó el cuerpo, después, nada.

Alto ahí, gatito [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora