UNCONDITIONAL SUPPORT _______________><________________
Un momento agradable puede convertirse en uno muy desagradable en tan sólo unos instantes. Pasar de reír a llorar, de paz a una gran ira, de una inmensa felicidad a tristeza.
¿Cómo puede ser posible cambiar tan pronto de estado de ánimo?
Varios factores se pueden apreciar para denotarse culpables. Billy Hargrove era uno de los que entendía perfectamente esa drástica realidad que podía opacar su regocijo.
Justo como estaba por suceder esa mañana en que tras haber pasado una maravillosa noche con su chica, su padre al día siguiente llega a arruinar todo el ambiente pacifico que disfrutaba con ella.
Ambos estaban recostados, apegados el uno con el otro, cubiertos por una simple sábana que tapaba sus cuerpos semidesnudos. Sus respiraciones eran tan tranquilas que se percibía inmediatamente la serenidad que ellos emanaban al dormir. Ignorando que fuera de esa habitación el caos se formaba para estropear la escena.
Neil Hargrove había tenido una pésima mañana ese día. Nada necesario para explicar pero que lo había puesto de un humor terrible que repercutió en su hijo mayor.
— ¿Dónde está Billy? — interrogó el hombre.
— En su cuarto. — respondió la menor Mayfield terminando de lavar los trastes del desayuno.
— ¿Todavía duerme? — expresó molesto. Era el único que seguía dormido pues todos los demás estaban despiertos.
— Anoche llegó tarde. — justifica Susan. Aunque no logró oírlo, si se percató de su auto estacionado que confirmaba su presencia en la casa.
— Esa no es excusa para que siga perdiendo el tiempo simplemente porque se desveló. — objeta — Tiene que hacer algo de provecho para contribuir en la casa. — alega poniéndose de pie.
'Ay no', sopesa Maxine en su mente al entender lo que se avecina.
— Neil, por favor. — pide la mujer. No quería que hubiera algún altercado entre ambos.
Sin embargo, el hombre no se detiene ante su petición y va en dirección a la recámara de su hijo. Alza su mano en un puño para dar unos fuertes golpes en la puerta.
Que debido al ruido, alerta a los jóvenes dentro. Billy se remueve en una mueca y Fëanor hace un sonido de queja. ¿Quién les molestaba tan bruscamente en su momento de paz?
— ¡Billy, abre la puerta! — demandó Neil.
'¿Y ahora qué quiere?', se cuestiona el muchacho.
— ¡Billy, despierta ya! — ordena dejando de tocar por unos instantes.
Su insistencia hace que inevitablemente la pareja se levante.
— ¿Qué pasa? — curiosea confundida la pelinegra, poniéndose una camisa del chico.
— No se, — dice encogiéndose de hombros. La verdad no tenía ni la menor idea. — pero será mejor que te escondas. — indica, ocultando la ropa de ella en su armario. No sabía cómo iba a reaccionar si la veía ahí.
La azabache no duda en obedecer y la primera opción que ve es debajo de la cama. Así que se agacha y se desliza hacia dentro.
Una vez que su novia está escondida, el rubio abre la puerta.
— ¿Qué sucede? — pregunta a su padre.
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