𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓

S2 - CAPÍTULO EXTRA - IV

QUESTIONABLE INSECURITIES
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Las memorias, son parte de nosotros y se van acumulando a lo largo de nuestra vida; buenas o malas. Todos se guardan en la mente para un futuro en el que necesitemos de ellos. Aquellas sensaciones, impresiones, sentimientos o ideas vuelven tarde o temprano a revivirse.

Justo cuando parece que más las necesitamos. Regresan.

Billy Hargrove es quien rebusca entre sus recuerdos para poder tener algo de luz en esa inmensa tiniebla que lo rodea —apoderándose de cada rincón de su cabeza—, y no sentir que toda su vida se derrumba pedazo a pedazo hasta no quedar nada. Era vital, requería de algo que lo hiciera sentir vivo.

Entre risas se escabullen evadiendo a las personas para poder llegar hasta la bodega de suministros de la piscina comunitaria.

— Billy, nos van a ver. — murmura viendo su entorno.

— No lo harán. — asegura tirando de la mano de ella.

Una vez cruzan la puerta, la atrae para tomarla del rostro y besarla ansiosamente desde que probó su tersa piel —no podía esperar más—, dirigiendo su caminar al final de los estantes para ocultarse. Aunque no evitaron chocar un poco al no ver su andar.

— Auch. — balbucea sobre los labios de su novio. Honestamente no le dolió demasiado pero sintió la incomodidad de chocar contra el mueble.

— Lo siento. — se disculpa sonriendo entre besos. Tampoco era completamente cierta su disculpa porque el momento era excitante para lamentarse.

Ivers imita su sonrisa y prosigue besándolo fervientemente como él. No entendía qué significaba esa sensación que invadía a su cuerpo en ese tipo de situaciones intensas pero estando con el rizado siempre aumentaba con rapidez.

¿Adrenalina quizá? Lo único con lo que podía comparar la fuerza arrasadora que atacaba a ambos cuando sucedía esto.

Porque comprendía las señales que mandaba el chico, que empieza a percibir sus grandes manos cálidas tocando debajo de su blusa y subiendo a través de su abdomen hasta el límite del sostén. La temperatura comienza a ascender en su cuerpo, igual que él.

La prenda superior es molesta así que la sube para sacarla por sus brazos, —que son extendidos hacia arriba para facilitar su labor— luego la sujeta de las piernas para cargarla y que automáticamente enrede sus piernas alrededor suyo. Haciendo que su falda se alce hacia arriba de sus muslos y deje casi sus glúteos descubiertos, que sostiene gustoso.

Oh, que bueno que escogió aquella prenda de vestir para ese día.

Será todo más sencillo ya que con el poco tiempo que contaban al escaparse y la palpable excitación que irradian sus cuerpos no tardan en reflejarlo uno con el otro.

Más cuando sus besos van descendiendo a la zona del cuello de la fémina provocando una reacción en cadena donde la muchacha suelta un ligero jadeo y entierre sus uñas en su espalda, como que este estruje su trasero entre sus manos y empuje también su pelvis en donde su miembro masculino choca contra la contraria.

De verdad necesita urgentemente estar dentro de su chica. La deseaba.

Y ella tampoco lo impediría, estaba en sintonía con la petición de sus cuerpos pidiendo a gritos acallar sus deseos sin importar nada.

Hargrove entonces decide cumplir lo que anhelan al apoyarla contra el reducido espacio de una pared de ladrillos cercana, mientras sus manos se despegan para una llevarla a su entrepierna y bajar su short de trabajo que libera su carnosidad palpitante, y con la otra retira a un lado las bragas húmedas que muestra su vulva igual de impaciente.