𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓

S2 - CAPÍTULO EXTRA - III

LOOKING INTO THE ABYSS
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Oscuridad abismal, tan profundo y perdido en la negrura de la noche; inhóspito para cualquiera que cruce algo similar.

Así era en el interior de la mente de Billy Hargrove.

Una víctima más del azotamentes, aquel ser maligno que no traía más que crueldad a su alrededor desde que salió de aquella dimensión. Jamás imaginó que su vida podría llegar a estar bajo el mando del este. No siendo su marioneta.

Quien hacía su trabajo sucio llevando más personas al matadero. Porque eso era aquella vieja siderúrgica abandonada; la guarida principal de la muerte.

Donde presencia el plan macabro y cruel del ente llevarse a cabo.

Porque sí, todavía podía pensar dentro de su cabeza; aún bajo ese control mental existía todavía algo de él. En lo más recóndito de su ser había un poco de su esencia.

Lamentablemente, no era suficiente, no podía luchar para sacarlo de ahí. Que dejara de dañar a los habitantes del pueblo, de detener su objetivo de venganza y dominio. No era tan fuerte, no como la ojigris.

Ella había sido la única que conocía que había podido combatirlo y acabarlo.

Fëanor. ¿Qué será de su chica?

¿Aún era suya?

Tal vez no era posible ya que había terminado su relación. Al menos él nunca lo haría, no realmente, la quería demasiado para dejarla ir; pero Ivers no lo sabía.

Vio su rostro de decepción cuando le dijo que ya no la quería más cerca suyo, que lo dejara en paz.

Cuando en realidad ansiaba gritar desde su interior para decirle que era mentira, que no era cierto. Que no pensaba así aún si era su misma voz, no eran sus palabras. No era él. No su querido rubio.

Sin embargo, estaba seguro que el azotamentes no se lo permitiría, y si le explicaba o le daba algún indicio a la pelinegra, probablemente el ser aprovecharía eso como una oportunidad para lastimarla. Puesto que la conocía e intuía que iba a arriesgar su propia vida a cambio de la suya.

No quería que nada malo le pasara. Suficiente tenía ya con haberla visto derramar lágrimas y su semblante decaído que podía asegurar que estaba destrozada por dentro.

Odiaba que sufriera. Y más siendo él mismo la causa.

Regularmente el californiano era quien le daba felicidad y tranquilidad. Su pilar para subsistir cuando le invadía el pánico repentino a la muchacha. Seguía sin comprender cómo podía ser precisamente alguien tan podrido como él que le diera paz.

De ningún modo pensó que podría ser necesario para una persona. Billy Hargrove no valía mucho a su manera de verlo. No obstante Fëanor no creía lo mismo.

Incluso le había pedido no alejarse de ella nunca. Lo necesitaba. Siempre.

Y en estos momentos no podía estar a su lado.

— Lo siento… — musita hacia la nada — Lo siento, Flamita. — repite con un nudo en la garganta.

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Cada instante se hacía más difícil para el rizado. El tiempo transcurría en ese pozo de soledad que era su mente dividida; sin poder hacer más que ver todo a través de su propios ojos.

Siendo testigo de la crueldad del ente y participe en ellas también, pues su cuerpo era el receptáculo para llevar todo acabo. Tenía que limitarse a obedecer y observar como inocentes eran poseídos justo igual que él por esa bestia con tentáculos formada por ratas.