CAPÍTULO VEINTISIETE - II

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UNDERGROUND DISCOVERY
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Todo se esclarecía con aquel beso. La viveza de sus labios transmitiendo su verdadero sentir. Ambos se gustaban.

No había duda, estaban en el camino correcto hacia algo nuevo y maravilloso por experimentar. Estaba implícito que sus vidas dieron un gran giro pero en el buen sentido.

Después de tanto sufrimiento en sus vidas, parecía haber algo que valía la pena porque luchar.

Jamás imaginaron que el chico rebelde y trastornado, acabaría prendado de la chica rara y misteriosa, pero todo sucedió; no se pudo evitar. Él no lo evitó más.

En el instante en que ella declaró sus sentimientos y que necesitaba de probar si sentía lo mismo que él. No titubeó en aprovechar esa oportunidad que le otorgaban; y lo mejor de besar sus labios tan atrayentes fue el hecho de darse cuenta que le correspondía.

La azabache disfrutó de tenerlo sobre su boca y apropiarse de sus labios con anhelo y cariño. Se sentía fantástico; experimentó lo que siempre buscó al ser libre del cautiverio y observó en las personas cercanas. Fue algo que hizo que como en las películas, su alrededor se detuviera y su corazón palpitara frenéticamente en su interior.

Igual que ella, el rubio se dio cuenta que toda esa cursilería del amor no era tan ajena de su persona. Aquel beso que confirmó lo que quería indirectamente se hizo aún más real.

Y quería repetirlo una y otra vez hasta no poder más.

Por eso decide probar una vez los labios que le permitieron poseerlos. Se inclina para acotar la poca distancia que los separa; ella también entiende y alza su rostro para volver a unir sus bocas.

Sin embargo, el toquido de la puerta los interrumpe de repetir la acción. — ¿Billy? — llamó la pelirroja.

'Maldición, Max', maldice a la pequeña por cortar el momento. — ¿Qué? — pregunta con voz hostil. Más le valía que fuera importante.

Su hermanastra abre la puerta. — Lamento interrumpir pero Dustin ha estado insistiendo por la radio como loco. — alega encogiéndose de hombros.

— ¿Y eso me interesa por?... — pregunta aún sin comprender que tiene que ver.

— No a ti, a Fëanor. — aclara y ambos fruncen el ceño. — Dijo que no ha podido hacer contacto contigo. — señala hacia ella.

— ¿Por qué a mí? — cuestionó curiosa.

— Porque Mike ni Will se han reportado aún. — destaca, ninguno de ellos sabía que desde el día anterior se habían marchado. — Y que tampoco contestas la radio ni el teléfono. — añade — Casi estuvo por invocar un código rojo. — dice girando los ojos. Ella tuvo que aclarar que estaba en su casa y a salvo.

— Yo dejé la radio. — menciona la pelinegra, lo había dejado en el auto de Steve. — Y no he vuelto a casa desde ayer porque… — murmuró, sabiendo que no podía dormir ahí con los del laboratorio al acecho y sin tener idea de que hacían ahí.

— ¿Ellos seguirán ahí? — interviene el californiano sabiendo a lo que se refiere.

— No lo sé, — alza los hombros mientra niega — tal vez ya no están. — supone, había dos probabilidades. Se habían ido ya o no.

Y la única manera de saberlo era ir a la residencia Byers.

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Los tres habían emprendido el viaje rumbo a la casa Byers. Durante esto, la azabache había relatado la escena de ayer cuando encontró a los agentes irrumpiendo en la noche. Por eso tuvieron cautela al acercarse a la propiedad para revisar si era segura y contactar a los demás.

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora