Jamás imaginó tenerlo frente suyo precisamente ahora.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— No soy tu primo. — dice mientras camina hacia ella sacando un cigarrillo. Sacándola de su pasmo.
— ¿Qué quieres? — interroga nerviosa.
No quería a nadie cerca suyo en estos momentos tan susceptibles para ella. No quería lastimarlo. No de nuevo.
— Yo, nada. — menciona sin importancia — Simplemente vengo a fumar. — mostrando su cigarrillo.
'Mentira', en lo recóndito de su mente, eso le decía su propio subconsciente.
— ¿No puedes ir a otro sitio? — intenta alejarlo.
— No. — responde sencillamente.
Fëanor suspira rendida. Él no se irá. Era muy testarudo.
Sin remedio alguno se sienta en el suelo y agarra su mochila para sacar su almuerzo. Comer podría ayudarle concentrarse en ello y así no lastimar al rubio.
Un par de sándwiches están en el interior de la bolsa, los preparó para todos como almuerzo. Idénticos a los que hizo en casa de los Harrington.
Lleva el emparedado a su boca pero la voz del californiano la detiene.
— Te enojaste con Byers, ¿no? — murmura dando una calada al cigarrillo.
— ¿Cómo lo… — cuestionó confusa levantando la vista.
— Todos se dieron cuenta de su espectáculo. — alega lo visto en la mañana — ¿Por qué pelearon? — pregunta viéndola de reojo.
'Sobre el gobierno persiguiéndonos y peligros mortales', piensa.
— Algo. — 'que no te incumbe', quería agregar pero no quería ser tan descortés. — No quiero hablar de eso. — añade finalmente.
Su respuesta un tanto esquiva la captó el muchacho más no grosera. Eso le hizo adjudicarse más confianza al quedarse. Aunque realmente no necesitaba su permiso.
Con eso, se dispone a sentarse junto a la azabache. Solo separados por la mochila de esta.
— ¿Qué haces? — pregunta al posarse juntarse junto a ella.
— Sentarme. — responde con obviedad.
Ivers hace una mueca. 'No hagas nada para que te vuelva a intentar asesinar, por favor'.
Pero podría ser difícil ya que el chico toma uno de sus emparedados.
— ¡Oye! — protesta indignada.
— Quiero probarlo. — argumenta con una sonrisa ladeada.
— Es mi almuerzo. — reclama intentando quitarle el alimento.