𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓

CAPÍTULO VEINTICINCO - I

VICTIM OF EVIL
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Otro día más reapareció en Hawkins, y a pesar de los secretos que ocultaba el pueblo, había cierta paz en una persona. Fëanor Ivers.

El día anterior había por fin dicho toda la historia al californiano.

Habían viajado hasta las afueras del pueblo, al mismo lugar donde pasaron la tarde aquel día de fuga.

— ¿Entonces? — menciona recargado contra su asiento.

Llevaba estacionado unos momentos y ella aún no decía algo.

— ¿Cómo empiezo? — musita para sí misma. Había mucho que decir y no sabía por dónde iniciar.

— No sé, — alzando los hombros — ¿por qué puedes hacer fuego de la nada? — sugiere cómo punto de partida.

Ivers suspira profundamente. — Bueno, eso es porque… — comenzando a explicar.

Relató toda la verdad, y él de vez en cuando intervenía con alguna pregunta hasta finalizar el tema. Les había tomado algo de tiempo pero no omitieron nada hasta saciar las dudas.

— ¿Y ahora? — cuestionó ella jugando con el puño de la chaqueta.

— ¿Qué? — frunciendo el ceño.

— Te dije la verdad. — señala — ¿Te alejaras? — sube la mirada a él, con voz nerviosa. La pregunta que tanto temía había sido lanzada.

— ¿Por qué debería hacerlo? — alzando una ceja.

— Porque soy un fenómeno al que deberías temer por lo puedo hacer. — argumenta esquivando la mirada.

La azabache se sentía así. Una forma de beneficio propio para el gobierno. Un arma, un monstruo.

— Entonces deberías de temerme. — murmuró mirándola de reojo.

Fëanor se confunde ante su comentario. ¿De qué hablaba?

— Soy un maldito bravucón con mi hermanastra y aquellos que vea débiles. — prosigue con su punto de vista sobre el temor. — Tengo constantes ataques de ira y me descargo con quien pueda o como pueda al grado de herir sin problemas. — prosigue haciéndole ver que también es peligroso — E incluso te golpeé. — añade el momento en que se dejó llevar por los impulsos que la hirió. — Dime, ¿no deberías tener miedo de mí también? — objeta, cualquiera se alejaría de él con esa actitud.

La chica frunce el ceño. — No te tengo miedo, — replicó — no eres alguien que me hiciera daño a propósito. — excusando el golpe de aquella ocasión. Había sido un simple accidente. — Solo actúas cómo consecuencia de tu vida pasada. — alega a su comportamiento explosivo por los problemas familiares que lo han hecho así. Tal vez canaliza mal su actitud pero era la manera en que seguía en pie. — No tienes la culpa de todo. — declara sincera.

— Entonces por qué no ves lo mismo en ti. — debate con su misma declaración.

— Es, es diferente… — dice en voz baja desviando la mirada.

— ¡Maldición, Fëanor! — exclama frustrado — Tú no eres un monstruo. — contradice a la forma que ella siente.

— ¡¿Cómo lo sabes?! — protesta a su insistencia. No la había visto en su totalidad como lo que era en realidad.

— Porque hay peores cosas allá afuera, — aludiendo a todo el infierno que existe y que tanto ella como él conocen un poco durante sus vivencias. — y tú no eres parte de ellos. — comenta seguro, la muchacha estaba lejos de ser una persona de maldad.