CAPÍTULO VEINTIOCHO - II

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INK POWER
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Parecía que todo había terminado cuando el enemigo fue devuelto a su dimensión y sus lacayos sucumbieron con él, cayendo por el abismo. Sin embargo, había algo más con lo que lidiar; Fëanor Ivers.

Su cuerpo y mente se habían excedido demasiado; ahora estaba haciendo cobro de ello. La adrenalina del momento le hizo soportar para combatir al monstruo pero una vez todo acabó, la herida de su abdomen se había forzado y el dolor se hizo aún más intenso.

Inevitablemente debía colapsar, y Billy lo sabía. La chica necesitaba ayuda.

— Necesita ir a un hospital. — anuncia a los otros dos que miran preocupados la escena.

Once estaba temerosa de perder a su "hermana" a la que apenas había conocido. Y Hopper aunque no fuera alguien que demostrara afecto, le tenía cariño a esa joven terca que conocía desde hace tiempo.

— Vamos. — declara acercándose a ellos — Yo la llevo. — ofrece pero el muchacho no la suelta de su agarre. — Yo la llevaré. — repite. Sin opción el chico la suelta y deja que el hombre la cargue en brazos.

Comenzando a llevarla cuesta arriba, apresurados para salir de las instalaciones del laboratorio.

Recorrían el camino de regreso mientras oían a la pelinegra quejarse del dolor por breves lapsos.

— Calma, niña. — murmura Jim — Pronto te van a curar. — le anima.

Ella simplemente se estremece con cada espasmo que la ataca en el costado. Casi haciéndola perder la visión por instantes. Estaba por volver a adentrarse en la oscuridad muy pronto.

El camino se sentía una eternidad hasta que pronto lograron llegar al estacionamiento.

— Mi auto. — indica el californiano — La llevaré en mi auto. — reitera, podía ir más rápido que el de uniforme.

— Bien. — accede resignado. Sabía que estaría bien a su lado pero no sabía si podría manejar correctamente estando alterado. — Los seguiremos. — declara subiéndola de lado del copiloto.

Hargrove sin perder tiempo se sube al vehículo y enciende el motor. Que ruge de inmediato cuando el dueño pisa el acelerador a fondo. Enseguida las llantas se quedan marcadas en el pavimento por la velocidad que usó.

Ahora más que nunca llevaría al límite la maquinaria de su automóvil.

El tramo de carretera era dejado atrás con cada acelere de él. Necesitaba llegar rápido al hospital, o perdería a la ojigris.

Jamás imaginó que al venir a un pueblo aparentemente aburrido y sin nada interesante, cambiaría su vida para siempre. Y todo comenzó desde que la extraña pueblerina llegó a remover su mundo entero.

Nunca se había interesado en alguien como ella y mucho menos que le gustara románticamente. Pero aquí estaba. Perdido por completo por la de ojos plateados, y ni siquiera habían pasado de un beso.

¿Qué le había pasado?

Sea lo que fuera, quería descubrir qué más pasaría conviviendo con ella. Y para eso, debían curarla.

No quería perderla antes de siquiera tenerla.

Mira a la muchacha a su lado de vez en cuando y ella hace un par de muecas de molestia. Su cuerpo ya no puede resistir más.

— Ivers, resiste. — expresa con voz grave. — Ya casi llegamos. — informa, con su respiración agitada. Ya había avistado el hospital.

— Billy… — musita con dificultad sacando sangre de la boca.

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora