𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒¹ •| |• 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐆𝐑𝐎𝐕𝐄 ✓✓

CAPÍTULO QUINCE - II

COMPASSION
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Ninguno de los dos decía nada. Solo se limitaban a ingerir sus alimentos, mientras se escuchaba el bullicio de algunos estudiantes que rondan en el exterior.

Billy no sabía qué hacer con la extraña situación.

De repente estaba nuevamente sentado junto a la azabache y comía un sándwich que parecía muy común, sin embargo, con lo crocante del pan, sabía exquisito.

¿Cuándo fue la última vez que comió algo así en casa, antes de este lugar? No recuerda bien.

La sencillez de preparar algo tan simple y que sea lo más fantástico puesto que se hizo con cariño y esmero. Había olvidado esos días, esos momentos valiosos en medio de tanta porquería que fue su vida desde pequeño.

Su padre se había encargado de bloquear los escasos instantes de felicidad y él mismo se obligó a ocultar, enterrar lo poco que lo hacía vulnerable.

Porque eso significan para él; debilidad.

Tener pensamientos positivos no ayudaría a sobrevivir en su mundo. Por eso creó su fachada, la que lo ha hecho no derrumbarse, aunque por dentro su interior pida a gritos por ayuda.

Ignora todo aquello que no le sirva para su apariencia ruda. Creyéndose las mentiras que su cabeza formó.

Al grado de sentirse confuso y vacío; un cascarón.

Fëanor nota al rubio con cierto aire pensativo.

¿Qué pasará por su cabeza?

Ivers también divaga en que antes esto sería muy extraño; convivir con el californiano.

No obstante, desde que se propuso entenderlo esto le parecía un gran avance. El chico no era alguien fácil de tratar, era muy hermético; como ella misma.

Cuando estaba cautiva en el laboratorio, no confiaba en nadie estando ahí. Y muy obvio. Sufrió de múltiples maneras ahí, que se hizo reacia a las personas hasta que conoció a Will en el mundo del revés.

Fue quien le hizo confiar de nuevo.

Unas horas habían pasado perdida en su inconsciencia después de la dolorosa tarea de cerrar sus heridas que logró despertar.

Su cuerpo estaba cansado y adolorido, había hecho mucho esfuerzo.

Inhala profundamente para ponerse de pie y volver a la cruda realidad a la que enfrenta, a la que fue enviada.

Observa el perímetro y sale de ahí sigilosamente para buscar otro refugio. No podía permanecer mucho en un lugar o la atraparían.

Vaga por las deterioradas ediciones, tratando de ocultarse hasta llegar nuevamente al bosque.

A lo lejos escucha gruñidos de sabuesos, poniéndose en alerta otra vez; más no es a ella a quien buscan, es a algo más.

¿Qué quieren? Tal vez sea una nueva presa, dejándola libre posiblemente.

Gira al lado contrario pero unos gritos la detienen.

— ¡No, aléjense! ¡Ayuda! — claman en auxilio.

Medita unos segundos si ir en su rescate o no. Su mente reflexiona en que si fuera ella, desearía que alguien fuera a rescatarla. Como siempre quiso.

El desespero de aquella voz la anima a aventurarse.

Corre tan rápido como su lesión le permite hasta encontrar unos sabuesos acorralando a su presa en una estructura vieja de madera.