Los juegos de una Traición.

Capítulo 45 | Mörkdöd parte 2

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Kapitel 45 | Mörkdöd parte 2

Los gritos de los presentes hacían eco con la fuerza con la que eran emergidos mientras el presentador aumentaba la noción con los suyos propios. Evité mirar a las gradas, no quise ver el rostro de mi madre.

No podía quedarme de brazos cruzados cuando Felicite había caído en el escenario del Mörkdöd. Había sido un impulso. Felicite podía ser muy bien un arma letal en crecimiento, sí, pero todavía era una niña. Ella sola no podría con todo eso, y jamás permitiría perder algo valioso para mi sin siquiera intentarlo, menos, si alguien más está detrás de eso.

A mí derecha se mantenía Houis con una sonrisa gigante. Había un descaro muy notorio en esa sonrisa, y eso de alguna manera me hizo sonreír antes de inclinarme a sacarme las zapatillas. Los gritos aumentaban a cada nada, ansiosos de que nosotros fuéramos las bestias que derramarían la sangre esta noche.

No entendí por qué Samael y Houis se lanzaron detrás de mí. Las reglas del Mörkdöd eran un vicio sucio de perversión en dónde la sangre era la única opción.

— ¡Muy bien, muy bien, muy bien! —Gritó el animador nuevamente. Detesté de inmediato el tono de excitación presente en su voz. —Silencio, silencio, silencio.

Agradecí cuando todos guardaron silencio. Me vi en las gigantescas pantallas junto a ellos. Y no me sorprendió las miradas arrogantes que desprendíamos. Ni siquiera me sorprendió la leve sonrisa de Felicite. No estaba disfrutándolo tanto como Houis o ella, y apostaba que Samael tampoco. Pero supongo que Samael quería demostrar un punto. "Nadie toca lo que es mío..."

—Se han lanzado por voluntad al escenario del Mörkdöd, sabemos lo que significa —Siguió el presentador— ¡¿O no?! ¡Sabemos que han retado a las mascotas del Mörkdöd!

» ¡Y del Mörkdöd solo sale un ganador!

Aspiré antes de llevar mis ojos a los dos hombres frente a mí. No los sentí como rivales, pero tampoco los subestimé. Esos tiempos de subestimación a quienes lucían inferiores ante mí, habían caducado.

—Los futuros líderes de la mafia han dictado sentencia a lo que sucederá esta noche, y han cambiado los hechos previstos ¡Por unos más interesantes! —Cuando elevó la voz las ovaciones aumentaron nuevamente y él soltó una risa de placer. — ¡Apuesten de nuevo que hoy la mafia se enfrenta a sus lacayos!

Las reglas del Mörkdöd eran claras. Aquel que pisara el escenario estaba sentenciado a luchar hasta salir vencedor. A Felicite supuestamente la habían empujado, pero igualmente ya había caído en el escenario. Era un duelo fijo y seguro, y no solo contra Yilux y Reign. Era ella contra todos hasta salir vencedora. Era ella contra toda la jauría de bestias que estaban previstas esta noche.

No iba a dejarla con ellos.

Sin embargo, cuando yo me lancé justo después de ella, la misma regla cayó para mí. Y luego cuando Samael y Houis también cayeron, la regla se les aplico. Estaba claro que la división estaba dispuesta. Ellos contra nosotros.

Y la jauría del Mörkdöd iba a defender su maldito terreno como nosotros íbamos a defender nuestro legado y lo que representábamos.

Sentí como nos lanzaron armas filosas a nosotros unos hombres trajeados, deslizándolas por el porcelanato. Yilux y Reign ya tenían las suyas.