Capítulo 04 | Pensar

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Kapitel 03 | tänk

Samael conducía con el rostro en una mueca de odio que era muy común verle. Llevaba velocidad y concentración, justo lo que necesitaba el conductor.

-No van a llegar a Götaland.

-Lo sé. -Es lo único que me dice. -Por eso no iremos ahí.

Me mantengo en silencio observando el absurdo paisaje que luce tan solo y tranquilo, lo que le da un aire frívolo a todo esto. Cosa que no era así.

Conduce con locura mientras tras nosotros mueren nuestros amigos, pero él no conduce tan rápido por ellos. Samael no es tan benevolente. Él solo está huyendo porque su cerebro trabaja lo suficientemente rápido como para pensar más allá del por qué seguimos vivos.

Nos habían criado para ser máquinas. No nos criaban para desarrollar sentimientos, nos criaban para desarrollar intelecto y liderazgo. Claro, que, en nuestras vidas, nuestros líderes no eran como en las películas, nuestros líderes eran los cabecillas, y tratándose de una mafia no solo estaban ahí por ser astutos.

Samael había desarrollado eso a la perfección. Al igual que Houis, solo que el último llenaba espacios vacíos con rasgos psicóticos.

Etzan también. O al menos, ahora, podía decirse que iba por buen camino.

Corine no. Alek no. Sillian en definitiva no. Y Evan y yo, tampoco.

Evan decía que el mundo se movía por sentimientos, que nadie podía estar lo suficientemente vacío. La copa tenía que estar al medio, al equilibrio, porque incluso cuando él amor destruye, también es hermoso.

Esa es una de las razones por las qué caí por Evan.

También era una de las razones por las que él nos superaba a algunos. Tenía sus propias leyes, sus propios juegos y sus propios desafíos, y eso lo hacía muy superior a mis ojos.

-No te duermas. -Me habla Samael con su vista todavía fija en el parabrisas.

No soy la única que está agotada, así como tampoco soy la única que está maquinando.

Probablemente Alek, Etzan y Sillian pensaban en algo. Los escuchaba murmurar, pero quizá por ingenuidad, pensaba que lo que ellos hablaban o pensaban, no era lo mismo.

Él me da un rápido vistazo, el entrecejo marcado en su totalidad mientras me da una mirada que es seria, neutral.

Samael intimidaba. Era su rostro y su actitud junto a su mirada. Sentías como te analizaba, sabías que te estudiaba y eso te hacía pensar en que él era más que peligroso. Siempre pensé en él como una coraza, y acerté. Se protegía en más de un aspecto, y el que no protegía, lo ocultaba.

-Lo más probable es que se mueran.

-No digas eso, Etzan.

-Pensé que en la vida que llevábamos el optimismo no existía. -Se mofa divertido y noto como la comisura de los labios de Samael se elevan mientras los observa por el retrovisor.

-El optimismo que tenemos nosotros, es morir. -Se encoje de hombros y alcanzo a escuchar la leve risita de Etzan.

-Eso es algo mediocre por decir. -Murmura Alek, siendo de nosotros el más sensible, o eso creía. -Más cuando dos de nuestros amigos se están desangrando en mis manos.

-Suéltalos.

-No eres gracioso, Sillian.

-Si lo soy. -Lo escucho hablar, un tono divertido viene en su voz. -Si la vida es irónica ¿Por qué la muerte no lo sería?

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora