Capítulo 71| A las cinco de la tarde, estalló la primera bomba en Suecia

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Kapitel 71  | Fem på eftermiddagen har den första bomben exploderat i Sverige



Septiembre 21, 2014



Había una sonrisa gigante que quería aparecer en mis labios, sin embargo, caminaba por los pasillos como si nada, como si no supiera realmente quienes estaban allí y qué querían hablar conmigo.

Estaban allí porque indirectamente, yo los había traído a mí. Así como estaban ahí para ser manejados a mi favor.

Mazen, Wisam, y Hasan, eran conocidos terroristas opresores de sus tierras. Líderes con una mentalidad oscura y con una moral bastante baja. Hermanos que coincidían en el manejo de la mafia que apresaba las tierras de Omán. A ellos de una forma casual había llegado por Jin Shōtoku un interesante tóxico llamado "Sevicia" un veneno capaz de matar a cualquier ser viviente de una forma majestuosa.

Sillian caminaba a mi lado con falsa calma, que alguien más supiera sobre la Sevicia no era algo de su agrado. Sin embargo, muchas veces había que hacerse sacrificios grandes para un ventajoso logro. Este era uno de esos casos.

Al llegar al despacho, ya estaban ahí. Había variedad de hombres con sus thawb y sus kafiyyeh sosteniendo sin pudor alguno armas largas a modo de respaldo de sus jefes. Sin embargo, ninguno de los hermanos estaba vestido con sus vestimentas típicas. De hecho, vestían casuales prendas oscuras, no muy llamativas, pero si un tanto ceñidas.

Sonreí mientras me acercaba. Así como de una manera notoria, los ojos oscuros de Mazen cayeron sobre mí con un descaro que no estaba permitido. Exhalé tendiendo mi mano al mayor de todos ellos: Hasan.

—Pensé que hablaría con el dueño de la Sevicia. —No perdió el tiempo de decir en un mal sueco, mirándome como si le gustara lo que veía, pero no le gustara el hecho de que sería conmigo con quién hablaría.

—La Sevicia es mía. —Me encogí de hombros soltando mi mano de la suya, ignorando completamente a Mazen. —Sin embargo, no está a la venta, no está para ser exhibición o para el uso de alguien más que no sea yo. Dicho esto, que tengan buen viaje.

Las cejas de Wisam se elevaron, al igual que las comisuras de Mazen. Tenían rasgos árabes los tres, pero no sé parecían. De hecho, el más distinto a todos era Hasan con el cabello rubio y lo ojos verdes.

—Tengo entendido que fue una toxina creada por Etzan Illolent. —Siguió, mirándome falsamente confundido.

—Sí, así es.

— ¿Por qué te pertenece?

—Porque sí. —Sonreí elevando mis cejas esta vez yo. —No necesitas saber sobre mis negocios, ¿No es así? De hecho, si tengo una pregunta, ¿Cómo sabes sobre la Sevicia?

Mazen sonrió. Había un brillo depredador en sus ojos, pero era ese brillo directo, ese que parecía brillar con sadismo de una forma nata. Kang entró al despacho, quedándose justo a mi lado, casi me hizo reír la forma en que sus ojos rasgados cayeron sobre Mazen, casi como si indirectamente le estuviera retando.

—Un placer verte nuevamente, Kang. —Saludó Mazen.

—Mentiría si digo lo mismo, Mazen.

Hasan elevó sus cejas, y la tensión no fue algo que sentí solo yo. Sin embargo, quizás fue solo a mí la que me divirtió, ya que de mi parte todo era un teatro, me servían los hermanos Ben Halu. Contrario a los Shōtoku, que mantenían con ellos una ligera disputa.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora