Capítulo 25 | Empieza la guerra, amor

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Kapitel 25| Kriget börjar, kärlek


Ahogué el jadeo que amenazaba con salir ante el pasmo, y me calmé. Fingí que nunca pasó, y nuevamente me moví de mi posición. Ese no era Evan.

Era una máscara de Evan, con una bala en la frente y sangre seca. Pero se lucia de una manera brutalmente burlista, era lo necesario.

Soltó una risa seca que retumbó por todos los rincones del castillo mientras estaba siendo enfocado por los faros. La túnica roja, la altura, aquella posición elitista, maldita y soberbia, se posicionaba con mucho humor frente a todos.

— ¿Alguno de ustedes sabe que significa la palabra Catarsis? —Preguntó. Su voz demasiado masculina y con tinte serio, no hubo respuesta y chasqueo los dedos enguantados como si olvidara algo, lamentándose. —Lo siento, supongo que con las dagas que mis compañeros sostienen en sus gargantas no tienen ni el más remoto deseo de hablar.

Suspiró, y nosotros, teniendo en cuenta lo que estaba sucediendo, dejamos que las acciones fluyeran.

—Pero seré alguien bueno. Por los momentos. Catarsis es sinónimo de purificación. —Habló. —Aristóteles lo designó como el efecto de purificación producido en los espectadores por una representación gráfica. Así que, si son listos, entenderán que yo soy una especie de Aristóteles, y sus amadas semillitas, aquellas personas que merecen morir y permanecer como recuerdos impuros. Por lo que, todos ustedes entenderán mis acciones catárticas.

Soltó a reír.

Una risa repleta del más puro humor negro jamás visto en todos nosotros. Vestía totalmente de rojo, se veía maravilloso, como alguna especie de ser inalcanzable y despiadado. La túnica roja se arrastraba en el piso, y no había ni un solo espacio de piel a la vista por el traje vinotinto que perfectamente lo vestía.

—Me presento bajo está máscara porque estoy aquí para cobrar venganza. Estoy aquí para ser la mano de Dios y juzgar. —Admitió con un tono deseoso que no se le pasó por alto a nadie. —Pero estoy muy enojado, Octavious. Yo amaría saber, ¿Por qué dañas mi presentación?

Obviamente no hubo una respuesta. Las luces seguían en cero, provocando que la única luz existente en el castillo fuera la que presentaba aquel hombre que estaba presentando a Kátharsis. Aquel falso Evan.

—Tú más que nadie debería rendirme respeto. Vengaré a tu hijo, no por ti, no por mí, o por ustedes. Vengaré a tu hijo porque no mereció aquel beso de Judas que lo llevó a la muerte. —Sonó enojado, ansioso. Cómo si las simples palabras fueran una daga clavándose en su corazón. El maldito se estaba burlando, si teníamos en cuenta que su dolor o venganza eran una fachada.

Escuché a alguien reír a mi lado, se escuchó como la risa de Sillian.

—No me gustó tu actitud, Octavious. No me gusta que me reten, ni que me subestimen. —Negó. —No me gusta que se entrometan en mis planes y finjan que no estoy presente.

» ¿Qué no querías que se supiera? ¿Qué Etzan y Evan sabían que tú te seguías acostando con la madre de Samael y con eso te chantajeaban? —Preguntó con cinismo, tanto, que pudo ser delicioso para él saborear aquellas palabras. —Pues que triste, de alguna manera u otra todos aquí deben enterarse de que tú no eres alguien de fiar. Los infieles van a ir al infierno. —Se burló con un cinismo sorprendente.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora