Capítulo 03| Crucificada

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Kapitel tre | korsfäst

 Mi cabeza estaba en un desorden total mientras corríamos por los pasillos del castillo. Houis y Samael estaban a mi lado, ambos brillando de rojo por la sangre que centelleaba en sus pieles y cubría sus ropas.

— ¡En ese pasillo no! —Grita el pelinegro cuando Houis cruza uno de ellos. Maldice en voz alta, y no termino de escuchar que dice cuando me voy detrás del castaño. Me estaba quedando sin cartuchos, y lo único con lo que me podía defender era con los cuchillos y dagas que tenía en los ligueros.

Teníamos que salir ya, o nos iban a matar.

No estábamos preguntándonos a quienes estábamos matando, solo estábamos disparando. Ikanol había dicho que todos los que estaban en la casa habían pagado por nuestras muertes. No dudaba que incluso hubiesen apuestas, no vacilaba de los juegos retorcidos que se creaban cuando el dinero estaba de por medio.

Piensa, Lucielle, piensa.

Me estaba obligando a idear un plan para salir de ahí, necesitaba planearlo rápido. Había venido preparada para un tratado, había estudiado planos, rostros, nombres, pero no había estudiado un plan para huir de una masacre.

Las balas retumban y la adrenalina se complementa con la incógnita. No teníamos miedo a morir, pero no por eso íbamos a dejar que apuntaran contra nosotros y dispararan. ¿Cuál era la idea en morir sin luchar? ¿Cuál era el placer de ceder la vida a quien desea arrebatártela?

Samael se desvía y antes que pueda gritarle a dónde mierda va, tengo a un tipo sobre mí. La sonrisa de su rostro demuestra problemas, y ganas de aniquilar. El primer golpe proviene de él, intento disparar pero el arma resuena en señal de que balas no tiene. La suelto, esquivando el segundo, me inclino para sacar una de las dagas del liguero, lo escucho reírse y atacar de nuevo, rasgo la tela de su traje cuando paso el arma por allí. Los tacones se me están enredando con el vuelo del vestido, así que él aprovecha eso para girar en círculos varias veces para moverse mientras me golpea.

Un puño se estrella con fuerza sobre mi rostro. Muerdo mi propia lengua por el impacto, pero lo noto sonreír e intentar golpearme de nuevo, me inclino para pasar la daga por su cuerpo, degollándolo. La sangre sale de inmediato y su cuerpo cae al suelo de golpe.

Noto a Houis en las mismas que yo, hay dos tipos contra él, pero luce frenético luchando con los dos. Me acerco a ellos degollando a uno cuando me da la espalda, el muy inestable suelta una risita sádica antes de girar la cabeza del tipo que le queda y partirle el cuello al girarla con brusquedad.

Suelta una respiración honda mientras sonríe.

—Que divertido.

—Tómatelo en serio, mierda, o vamos a morir. —Regaño mientras se observa la herida de bala que está en su hombro, la mira entretenido en vez de serio.

Me da una mirada satírica mientras se toca el hombro que le sangra.

—Tranquila, todavía no me voy a morir. —Se burla y observa los alrededores. Marca el entrecejo de inmediato. — ¿Dónde mierda está Samael?

—No lo sé. —Respondo cerrando los ojos para respirar. La cabeza comienza a palpitarme, maldigo el haber dejado mi bolso en la mesa, no tengo como llamar, y en definitiva, ellos tampoco. Y algo me dice, que ahí no podemos volver, que en vez de lo que busco solo habrán armas apuntándonos.

Piensa, Lucielle, Piensa.

Houis habla, se mueve de aquí para allá mientras señala un lugar. Me ordena moverme, pero no le hago caso, observo el salón dónde estamos, noto los gigantes ventanales y le pido guardar silencio.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora