Los juegos de una Traición.

Capítulo 72 | Réquiem del Amanecer

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Kapitel 720 | Requiem of the Dawn

No había nada que decir, el tiempo exacto de ciertos escenarios había llegado. Abrió la puerta del auto no sin antes tomar la AK-47 y darme una mirada deseosa, con un brillo inestable y en cierta parte, encantadora. Sonreí en un bufido, su reacción simplemente lo provocó de una forma genuina, él elevó sus cejas como si internamente hubiera una diversión que no quería hacer notar.

—Si mueres antes del show principal, me voy a reír de ti toda la vida. —Murmuró con malicia, elevando sus cejas en mi dirección antes de salir del auto y caminar hasta el frente.

Frente a él había caos, sin embargo, él estaba con una pose masculina y firme, sosteniendo el arma con demasiada calma. Me hizo sonreír el impacto de la imagen tan desastrosa pero a la vez sublime, terminé de ajustarme mi propio chaleco y tomar mi arma, bajar del auto y ojear la autopista en dónde los transeúntes corrían a gritos, mientras algunos nos miraban con terror. Era deléitate observar como una simple acción podía desarrollar la alarma y el miedo en un país desarrollado.

Girar mi rostro bastó para observar a mis hombres custodiarnos pasos detrás de nosotros. La mirada en ellos lucía como debía, decidida. Si había que morir, había que morir, pero primero morirían ellos. A fin de cuentas, el mundo actual era de los astutos, era de aquellos a los que no les importaba tirar la primera y última piedra.

— ¡Listos! —Grité posicionándome dispuesta a apuntar a cualquiera frente a mí. No tuvieron que esperar nada más, avanzaban conmigo mientras detonaban las armas contra los transeúntes que caían frente a nosotros avasallados de balas, desarrollando un nuevo ciclo destructivo y sangriento donde únicamente salíamos vivos nosotros en medio de una balacera a quema ropa, en segundos las balas fueron el único canto del amanecer que emanaba destrucción, miedo y venganza.

No me importaba crear el terrorismo, no me importaba fingir lo que no era. Y a mí no me importaba la vida de ninguno más que la mía.

Nos zigzagueábamos en los autos sin dejar a nadie vivo, no había respuesta. Estaban desarmados, y por desarmados, simplemente caían frente a nosotros, dejando la autopista repleta de muertos y autos mientras pasábamos, creando una barrera para que nadie externo a mí pudiera salir ni entrar de Suecia, posiciones y planes habían sido creados desde hace mucho, por lo que las únicas fallas del plan serian improvisadas, eso si las había.

Los Shōtoku ya estaban en las fronteras, cerrándolas por medio de armamento, y bombas, así como los Sjøholt estaban manteniendo a raya a los países cercanos. No tardaría en haber una respuesta en contra nuestra, eso lo sabíamos, incluso, eso era lo que estábamos esperando, la pregunta era de donde vendría.

El humo envuelto en tierra frente a nosotros hacía incluso la escena un poco más desastrosa. Nadie frente a nosotros mantenía la vida, e incluso aquellos que se escondían en los autos no tendrían escapatoria. Dejar vivos en medio de un escenario de homicidio, simplemente traería problemas a futuro.

—Señorita, el perímetro de las aves está confirmado, han dejado el nido. —Murmuró la voz de Zacke por medio de mis audífonos, provocando que me detuviera. —Me encamino a mi segunda misión.

—Recibido, cambio. —Respondí detonando nuevamente el armamento, observando como algunos de mis hombres se perdían entre los arbustos que estaban a los lados de la autopista, buscando más, ansiando más sangre, buscando dejar claro el mensaje y es "nadie me toca".