Por favor, escuchen la canción todo el capítulo. O sea, repítanla hasta terminar jeje
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Iryna Illolent dio a luz el 20 de marzo de 1995 el legado Illolent que los predeciría en el futuro. Fue un embarazo complicado y difícil que le había traído a dos preciosos mellizos de ojos azules muy claros y cabello castaño. Su esposo, Edvard Illolent, estaba a su lado observando a los dos niños que no paraban de llorar.
El primero que nació fue nombrado Etzan Isak Illolent. Un niño fuerte, con un montón de pequeños y finos lunares regados por su rostro.
Mientras que al segundo se le llamó Sillian Ivak Illolent, un poco más pequeño que su mellizo, pero con más cabello y más gritón y llorón.
Se relata que ese veinte de marzo fue el día más feliz de los Illolent, tanto, que la celebración por el nacimiento de sus predecesores fue un festejo de tres días en los que se les rindió tributo como si fueran deidades. Y el número veinte por varios años fue consagrado como el número de la dicha.
Sin embargo, nadie supo, que tanta felicidad venía contaminada por algo que no podían evitar.
El día que la desgracia salió a la luz para Iryna y para Edvard es un día que jamás van a olvidar. La fecha del 06 de mayo de 1999 marcaría sus existencias hasta el final. La información simplemente había acabado con ellos ese día: Uno de sus hijos moriría.
Su hijo mayor de tan solo cuatro años es considerado por la mayoría, un prodigio. Un niño genio capaz de dominar y doblegar a una temprana edad por las brillantes ideas que nacían de su imaginación. Sin embargo, de un momento a otro y sin que nadie pueda evitarlo, él deja de respirar de golpe, mientras en el mismo proceso comienza a toser intensos coágulos de sangre que comienzan a aturdir a sus padres.
Entre tanta desesperación por parte suya, del servicio y de su esposo, tratan de auxiliarlo, pero la imagen simplemente es algo que no se olvida, así como ese temor en sus pechos al ver la sangre salir de la boca de su pequeño.
Ese mismo día, Etzan Illolent es diagnosticado con Poliangeitis Microscópica. Una enfermedad caracterizada por una inflamación de vasos sanguíneos de pequeño tamaño, afectando las venas y las arterias que llevan sangre al riñón y las vías respiratorias.
Él es tan pequeño que todavía no comprende el desconsuelo de sus padres y por lo mismo se pregunta una y otra vez porque su hermanito no está a su lado. Todavía es muy pequeño para entender que tiene una enfermedad autoinmune dónde su propio cuerpo se ataca a sí mismo, y por ello desde ese momento deberá vivir un constante tratamiento con fármacos inmunosupresores.
Desde que nació todos habían señalado a ese Illolent destinado a la grandeza, pero la realidad insípida era que pertenecía a ese 1% de la población con una rara enfermedad que por juramento tenía por acabar su vida.
A medida de crecimiento los síntomas fueron más constantes y profundos, fueron desarrollándose completamente para acabarlo. Del mismo modo que fue creciendo el secreto que mantenía en sus hombros y en el de sus padres.
Sus órganos estaban comprometidos completamente y los medicamentos con el pasar del tiempo dejaron de ofrecer lo que todos querían escuchar, matando ese pequeño porcentaje de esperanza.
Y a una edad temprana lo comprende. Con cinco años Etzan comprende que su estadía en la tierra no es tan larga como él quisiera.
—No llores, mami. —Fue lo único que pudo decirle a su hermosa mamá que lloraba con desconsuelo sobre su pequeño cuerpo mientras el doctor y su padre estaban frente a él mirándolo con pena y dolor. Quería llorar, pero si él lloraba no podía decirle a su mami que no llorara. —No me molesta estar enfermo. Estoy enfermo yo y no Sillian, y tú tienes que cuidar de Sillian, mami.
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Los juegos de una Traición.
Mistério / SuspenseMi vida nunca había sido perfecta. Nunca había tenido matices rosas ni momentos mágicos, todo siempre iba de la mano con una tormenta de caos que dominaba mi vida, y destruía la de quienes me rodeaban. Pero no me quejaba. Pero, no me quejaba. Siempr...