Capítulo 34 |Inocente de culpa

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Kapitel 34 | Oskyldig av skuld

—Haise va a matar a Houis. —Tragó y el miedo en su voz se hizo presente deliciosamente. —También va a matarme a mí. Va a pensar que lo usé, y que me burlé. Yo...

Las estrategias pasadas con Hidan y Diederick ya no valdrían de nada, desde que la posibilidad de que Evan estuviera vivo es tan fuerte, esas estrategias no sirven.

Así que Haise Volkov es parte de una nueva estrategia. Pero primero, para poseerla, debíamos dominar a Haise. Por lo que tendría que usar a Corine.

Era turbio y enredoso, algo que por todos lados tenía pinta de maldito, por lo que nadie esperaría lo que tenía planeado. E incluso, si lo esperaban, debía mantenerse bajo presión un tiempo.

Dejé de observarla para llevar mis ojos al ventanal, casi como si no me esperara eso.

Me lo esperaba desde que me enteré quien era él. Samael también debía estarlo esperando, por lo que una de las razones por las qué siguió el juego de Corine fue esa. Demostrar.

—No te voy a mentir, debe creer lo peor de ti. —Respondí ignorando las carcajadas altas y molestas de Sillian y Akatzi. Demasiado gritones para el gusto de los demás. —Pero...

—Sé qué vas a decir, dirás qué podemos usar su potencia para evitar a guerra con Rusia y que, además, se una a nosotros.

Sonreí porque justamente eso iba a decir. Se había adelantado muchísimo a mi pensamiento, terminé soltando una risita que no que evitar.

—Que quiera matarte no quiere decir que no pueda ayudarte.

Fue su momento de reír. Negó lentamente.

—Si vieras a Evan, después de todo lo que sospechas de él, ¿Dejarías que te hablara o le dispararías? —Ladeó la cabeza divertida.

Hice un ruidito con mi garganta.

—En ese caso, el que debe hacerme querer tomar la primera decisión es Evan, el juego consiste en qué él logre que apenas lo vea no lo mate. Lo mismo contigo y con Haise, tú debes ser la dueña de este tablero, analizando el reto. Ahí verás si es fácil o difícil y el resultado tomara la decisión en la que hayas guiado tu percepción.

—Suena fácil y no lo es.

Me reí. Su situación por mucho era más sencilla que la mía. Era más fácil porque lo suyo por completo era una fachada. Lo mío no. La fachada completa había sido mi relación y yo no lo sabía. Estuve estúpidamente entregándome a un total experto en ser un maldito que buscaba destruirme para poder ser el único líder sueco en la futura pirámide sueca.

—Te ayudaré.

— ¿De verdad? —Preguntó sonando un poco incrédula. — ¿Me ayudarás o solo me usarás? Sé cómo eres.

Volví a reír porque esas palabras me habían halagado.

—Te ofrezco mi ayuda. —Comienzo a ponerme de pies porque la conversación comienza a ir en un punto muerto. —Tú verás si la tomas.

Y la tomaría.

No habíamos terminado la conversación, pero ella parecía tener ganas de llorar y yo no quería ser el hombro que soportara las lágrimas.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora