Capítulo 16| Sin alma

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Kapitel 16| Utan själ


Leiko nos conducía con mucha serenidad a dónde estaba aquel perfecto hijo de puta que había entrado a dispararnos. Íbamos todos, incluso los Sjøholt, pero ellos venían hablando con Rin sobre unos tratados que no querían firmar.

Esa conversación era un derroche de poder. Debates entre los tres, y muchísimo control de espacios en blanco.

Eren y Lene por orden de Diederick seguían buscando más allá. Nuestros teléfonos seguían con ellos, quizá eso era una falla. Esos niños podían sacar información innecesaria que nos dejara en desventaja. Igual, tampoco era una falla como tal, pues apostaba toda mi vida a qué ya ellos tienen información sobre nosotros.

El castillo, como siempre, estaba vacío. ¿Dónde mierda estaba el maldito servicio? No lo sé. Aparecían solo a las horas de la comida, sirviendo un banquete en la gigantesca mesa de los Sjøholt dónde Rin y Leiko también se sentaban. Curiosamente, ellos no eran tratados como simples peones, posesiones, o sombras.

Y eso era curioso.

— ¿Dónde está Corine? —Pregunto por ella simplemente porque desde que llegamos no la he visto. El relajo que la droga mantuvo en mí, se perdió en aquel tiroteo en dónde tuvimos que escapar.

Houis me responde con un sonidito de boca que se escucha molesto.

—Viviendo una vida modistica junto a Kil.

La risa de Sillian resuena sin disimulo, es fuerte y maldita. Suena totalmente burlona, incluso, sé que lo es cuando le da a Houis un empujón amistoso, que de amistoso para Houis, no tiene nada.

—Se llama Kol, no Kil.

—Primero, a mí no me toques. Segundo, a mí no me importa como se llame. —Los comentarios son serios y lentos, con su actitud inmundamente poderosa siendo aplacada por la seriedad de su voz.

—Él la está ayudando. —La voz de la consciencia: Alek, habla con un poco de enojo dirigido hacia Houis. —Deja de ser tan mierda con quiénes te rodean.

Etzan suena una risa irónica, y me pregunto cuántos minutos faltan para que lleguemos a dónde sea que nos dirijamos. Esta conversación innecesaria me producía disgusto.

—Y tú deja de ser tan puritano cuando estés tan cerca de mí. —Le responde sin ni siquiera mirarlo. —Me dan unas inmensas ganas de degollarte.

—Ambos sabemos que puedo ser muy amable y bueno hasta donde quiero, Houis. —Alek le responde con el entrecejo marcado, y sus ojos color cielo lanzándole dagas al psicótico. —Así que no me molestes.

—Y tú no me retes.

— ¿Se van a callar? —Pregunta Sillian con curiosidad, pero al mismo tiempo con fastidio. —Me aburren sus discusiones, ambos saben que no pueden tocarse, o matarse.

» Houis, Kol está ayudando a Corine ¿Qué problema tienes con eso?

—Ella me cae mal. —Se encoge de hombros con naturalidad. Ese aire violento tiene un tinte divertido, que me hace observarlo con más interés.

¿Eso que olía sería verdad o mi perspicacia ya se estaba yendo a la mierda?

— ¿Y? —Pregunto.

Él no se gira, simplemente exalta su mano en mi dirección con el dedo medio elevado. Clara señal de que me joda.

—Este momento de discusión marital me hace pensar en el beso de ustedes tres. —La voz de Hidan se escucha tras nosotros. Totalmente divertida, con tintes descarados que dejaban muy en claro que él estaba chismoseando nuestra conversación.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora