Capítulo 21|Que muera el que tenga que morir

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Kapitel 21 |Dör de som måste dör


— ¿Que nos trajo aquí? —Le pregunto a Hidan mientras observo el fuego crecer con una fuerza potente en una de las camionetas.

Sus ojos se pasean a los alrededores cuando lo miro. Él está esperando algo. Casi quiero reír por lo perspicaz que es, y lo estúpido que se volvió al venir aquí.

—Un rastro. Uno de los teléfonos. —Responde con calma, todavía sin mirarme.

Me enfoco en como Houis está bañado en sangre. Maldita costumbre que nunca iba a quitársele jamás. Samael está a su lado, pero Samael tiene la atención fija en el bosque, también luciendo a la espera del nacimiento del caos. Ruedo mis ojos.

— ¿Qué encontraste allá adentro?

—Que somos unos estúpidos. Tan omnipotente no eres porque...

—Tan omnipotente soy como para saber que esta ficha también es mía. —Sonríe con altivez. Me frustra que no me observe. —El rastro del teléfono fue sospechoso, así que ellos quisieron jugar con nosotros el día que salieron porque se dieron cuenta que estaban siguiendo rastros falsos. —Se pasa el dedo medio y el índice por el labio inferior, dibujando su contorno. — Sonríe, Lucielle. Finge ganar, quizá nos están viendo ahora mismo.

— ¿Por qué te estás dejando ver? —Es lo único que puedo preguntar.

Vuelve a sonreír.

—Porque nadie conoce el verdadero rostro de Hidan y Diederick Sjøholt. —Me observa nuevamente, desbordando locura envuelta en astucia. Suelta una risita. —Excepto ustedes. Así que será muy fácil saber si entre ustedes hay un traidor, incluso aunque ya hemos desechado un poco esa idea.

» Justo aquí, Derick y yo pasamos como súbditos. Por eso no entramos. Por eso la calma y la sumisión. Por eso espero. Por eso dejo que crean todos, absolutamente todos, que van muchos pasos por encima de mí.

—Te estás arriesgando mucho. —Respondo, haciendo que suelte un bufido divertido.

—Vivir es arriesgarse. Ahora te diré por qué sé qué encontraste. Seguramente no encontraste nada. ¿Si viste como estaban cuando llegamos? Máscaras. Eran unos inútiles, era una fachada. —Suelta un suspiro. —Un hombre incompetente es aquel que en un juego deja migajas tan obvias.

» La migaja fue el mensaje. Así que para que ellos se crean nuevamente los dueños del juego, yo arriesgué personal. —Se cruza de brazos, sus ojos deslizándose por el terreno de tierra donde hay muchos muertos. —Vamos a sacar la supuesta información fingiendo que ganamos, que derrotamos algo de ellos. Y quemaremos toda esta mierda.

» Muchas veces se dijo que el poder entre las sombras es vital. Pero una sola falla en esa oscuridad puede hacer que el enemigo tome ventaja sobre ti. Acaba de pasar aquí. Les ha pasado a ellos dos veces, una tercera ya vendría siendo un patrón. Son escalones que estoy analizando.

Finalmente se coloca frente a mí. Aquellos ojos zafiros luciendo totalmente soberbios mientras me mira.

—Da las órdenes. Y vámonos de aquí.


( . . . )


El despacho de los Sjøholt parecía nuestra casa ya. Pasábamos muchas horas ahí. No era algo malo, a fin de cuentas, era algo necesario.

—La foto de Evan, —Diederick la toca con su dedo índice. Dando toquecitos en su cara que resuenan en la mesa. — ¿Destino al desenfoque?

—Sí. —Responde Hidan de brazos cruzados. —Esperaban a Lucielle o a Samael. Nada de lo que tenía ahí es relevante, lo que confirma mis deducciones. Lo que confirma que ellos creen que caímos en su red.

Los juegos de una Traición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora